Un reciente trabajo publicado en la prensa provincial cubana pone sobre la mesa el “descontrol” de la ganadería. 

Según Escambray, aunque se esperaba que la entrada en vigor de las medidas para “liberar la comercialización de leche fresca y sus derivados y de autorizar el sacrificio, consumo y venta de las carnes de ganado bovino serían la arrancada para iniciar el camino de la recuperación, el reciente balance anual del sector mostró deterioro”.

La preocupación sobreviene porque “los aportes de leche y carne de Sancti Spíritus figuran entre los mayores de Cuba”.

De acuerdo a la información ofrecida, el evidente descontrol” ha puesto en entredicho “el fin primario de recuperar la ganadería y cuanto sistema de trabajo existe en función de esa rama”.

Entre los principales problemas con la masa ganadera se reportaron la baja natalidad, el incremento disparado de la mortalidad y del hurto y sacrificio. 

Con relación a la mortalidad, se explicó que las dos causas principales “están muy ligadas al dueño del vacuno: desnutrición —el mayor por ciento—, y accidentes”.

En este sentido, se mencionaron “situaciones ilógicas, como esa de racionalizarle el agua al rebaño y, en algunos casos, restringírsela a una vez al día”.

Entre las cifras reportadas, destacan que el índice de mortalidad de los terneros: en el rango del 15 o el 19 por ciento.

El periodista Jose Luis Camellón describe las cifras como “de espanto: 

“Más de 20 000 muertes vacunas, decrece la masa en 8 254 cabezas y la natalidad quedó en el 47 por ciento”.

Asimismo, comentó que más de 300 productores se han autorizado a matar animales “por cumplir los requisitos del sacrificio”. 

Sin embargo, esta cantidad solo representa el 10 por ciento de los propietarios de ganado en Sancti Spíritus. 

Otro ejemplo expuesto fue el de la producción de leche. 

“Pagando el estado a 20 pesos el litro, todavía al cierre de enero a la provincia le faltaba contratar 6 millones de litros para cubrir la entrega planificada a la industria láctea”, señala el medio.

De esta manera, sostiene que “los niveles productivos solo den cobertura para los consumos aprobados en la canasta básica y dietas”.