La denuncia de un presunto robo en San Miguel del Padrón reaviva el malestar popular por las irregularidades en la distribución de alimentos en Cuba. En medio de una crisis aguda, el desvío de productos básicos por parte de quienes deben protegerlos golpea aún más la confianza ciudadana.

Sacos ocultos en la bodega y en las casas

Según la página de Facebook El Cubano Fiel, vinculada al Ministerio del Interior, dos administradores habrían sido sorprendidos mientras cargaban sacos de arroz y chícharos en un vehículo. La intervención ocurrió en el barrio de San Francisco de Paula, gracias a la acción conjunta de la Policía Nacional Revolucionaria y funcionarios de Comercio.

En el local se hallaron 15 sacos de chícharos y 10 de arroz presuntamente listos para ser extraídos. Posteriormente, en los domicilios de los implicados se localizaron otros 14 sacos de arroz. El hecho habría ocurrido en la zona de Siboney, entre la Calzada de Güines y el Callejón Botica, pero no hay aún confirmación oficial ni se han revelado los nombres de los implicados.

Denuncia sin parte oficial

Hasta ahora, no se ha difundido ningún comunicado por parte del Ministerio de Comercio ni de la Fiscalía. Tampoco se sabe si los acusados enfrentarán un proceso judicial. La falta de pruebas públicas y la ausencia de cobertura en medios oficiales siembra dudas sobre la veracidad o motivación del reporte.

Publicaciones como esta, frecuentes en cuentas como El Cubano Fiel, suelen generar debate. Algunos ven en ellas una campaña para desviar la atención hacia trabajadores de base, en lugar de abordar las causas profundas de la corrupción y la escasez.

Vigilancia vecinal y propaganda

En respuesta al creciente malestar, el gobierno ha promovido iniciativas como Guardianes por mi bodega, un programa que mezcla vigilancia comunitaria con mecanismos de control social. Esta estrategia incluye grupos de WhatsApp entre vecinos, recorridos sorpresa, más presencia del Partido Comunista y horarios extendidos en los puntos de venta.

La campaña comenzó en Holguín, donde se habían reportado 13 delitos en bodegas, 11 de ellos robos con fuerza. Las autoridades prometieron reforzar la vigilancia con cajas electrónicas, canales de comunicación digital y trabajo comunitario.

Un sistema sin credibilidad

Sin embargo, muchos cubanos ven estas medidas como parches. Denuncian que el verdadero problema está en la corrupción institucional, la falta de transparencia y un sistema de distribución que ya no garantiza lo básico.

La posibilidad de que administradores desvíen alimentos destinados a la canasta básica no solo genera indignación: también refleja el colapso de un modelo incapaz de sostener sus propias reglas.