Los expertos calculan que el precio promedio de un carro en Estados Unidos podría tener un notable incremento a partir de los aranceles impuestos por Donald Trump, y su interés marcado en favorecer a la marca de su aliado Elon Musk. No solo subirán los importados o sin uso, sino que los nacionales y de segunda mano también tendrán incrementos.

La decisión de Trump de imponer nuevos aranceles al sector automotriz ha encendido las alarmas en la industria. Analistas económicos advierten que el precio de los vehículos en Estados Unidos podría incrementarse entre 4.000 y 15.000 dólares en las próximas semanas, dependiendo del origen de fabricación.

Autos nacionales también subirán de precio

Según expertos de Cox Automotive, un auto completamente fabricado en territorio estadounidense podría aumentar unos 3.000 dólares. En el caso de vehículos ensamblados en México o Canadá, el sobreprecio se duplicaría, llegando a los 6.000 dólares, debido al impacto directo de los nuevos impuestos fronterizos.

Firmas como Bank of America, Bernstein, Guggenheim y Goldman Sachs coinciden en que los aumentos oscilarán entre los 4.500 y los 15.000 dólares, dependiendo del modelo y la procedencia del vehículo.

Producción regional bajo presión

Cox Automotive también estima que, a mediados de abril, las plantas de producción en América del Norte comenzarán a sufrir los efectos de los aranceles. Se prevé una caída de la producción de hasta 20.000 vehículos diarios, lo que reducirá la oferta y empujará aún más los precios al alza.

El recorte en el ritmo de fabricación afectará especialmente a fábricas instaladas en México y Canadá, cuyos productos ahora se encarecerán en el mercado estadounidense.

Tesla, la gran beneficiada

Entre los grandes fabricantes, Tesla será la menos afectada. La empresa de Elon Musk monta todos los vehículos que vende en América del Norte dentro de Estados Unidos. Esto la convierte en la más protegida frente a los nuevos aranceles y en una potencial beneficiaria de la subida de precios de la competencia.

Por el contrario, General Motors, que depende en gran medida de su producción en México y Canadá, sufrirá más que Ford o Stellantis, cuyos procesos de ensamblaje están más diversificados.

Impacto directo para los consumidores

Para los compradores, estas nuevas tarifas se traducen en vehículos más caros, incluso en modelos de gama media o baja. En un contexto donde la inflación ya afecta el costo de vida y las tasas de interés complican el financiamiento, el encarecimiento de los autos puede frenar el mercado y poner en apuros a millones de familias que dependen del transporte personal.