En la última semana, uno de los términos más buscados en internet por los cubanos radicados en el sur de Florida ha sido “hoteles en los cayos de Cuba”. 

Este creciente interés se produce a pesar de la polémica constante que rodea al turismo en la isla, especialmente cuando proviene del exterior, y de las críticas dirigidas a quienes hacen uso de las instalaciones turísticas administradas por el gobierno.

Fuentes cercanas a agencias de viajes y operadores que trabajan con el mercado cubanoamericano señalan que muchas familias evalúan opciones para viajar durante la temporada estival. En particular, se destaca el deseo de pasar tiempo con familiares residentes en la isla, al tiempo que se busca alivio ante los frecuentes apagones que continúan afectando a varias provincias cubanas.

Los cayos del norte de Cuba, en especial Cayo Santa María y Cayo Guillermo, figuran entre los destinos preferidos y con mejores precios. La razón principal de esta preferencia parece ser la combinación de excelentes playas, poco concurridas, y ofertas hoteleras que permiten una estancia todo incluido, con niveles aceptables de confort.

Hoteles en los cayos de Cuba

Entre las instalaciones más consultadas figuran hoteles como Grand Memories Santa María, con valoraciones mixtas sobre el servicio pero buena ubicación frente a la playa; Meliá Las Dunas, que se destaca por sus jardines y variedad gastronómica; y Paradisus Los Cayos, enfocado en una experiencia de lujo y atención personalizada. También llaman la atención propuestas como Gran Muthu Cayo Santa María, ubicado en una reserva de la biosfera, y Iberostar Selection Playa Pilar, cercano a una de las playas más conocidas del país.

En Cayo Guillermo, el Grand Muthu Cayo Guillermo aparece como una opción sólida para familias y grupos, gracias a su régimen todo incluido y accesibilidad a Playa Pilar. Si bien no todos los hoteles escapan a las críticas —algunas relacionadas con el mantenimiento o la calidad del servicio—, el interés por parte de los cubanos en Miami sugiere que, para muchos, estas condiciones no son un impedimento.

Más allá de las implicaciones políticas o éticas que pueda tener el turismo en Cuba, el fenómeno actual es el reflejo de una realidad concreta: la necesidad de reconexión familiar y la búsqueda de espacios con servicios estables, especialmente ante las limitaciones que tiene la isla.