En medio de la crisis económica que atraviesa Cuba, la Empresa de Gas Licuado anunció la detección de casos de corrupción en la distribución del combustible, afectando a decenas de consumidores. Así lo reportó el Canal Cubano de Noticias recientemente.

Según la investigación, trabajadores de puntos de venta incurrieron en la apropiación indebida de cilindros, dejando sin suministro a 79 clientes en seis municipios de La Habana y Artemisa. Gracias a operativos de supervisión y control, los responsables fueron identificados y se encuentran bajo proceso penal.

Además, se han registrado robos con fuerza en puntos de expendio, lo que ha obligado a reubicar cilindros vacíos en sitios más protegidos y reforzar la seguridad con vigilancia las 24 horas. También se han implementado controles comunitarios con la participación de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) y otros actores locales, señala el medio.

Para evitar nuevos desvíos, la empresa asegura haber puesto a prueba un sistema de digitalización que registra las ventas con información detallada sobre el comprador y el estado del cilindro. Este programa se extenderá progresivamente a los cerca de 400 puntos de venta en La Habana, Artemisa y Mayabeque.

Sin embargo, la medida no ha sido suficiente para calmar el descontento popular. Jorge Luis Olmo Rodríguez, en un comentario publicado en redes sociales, señaló que «de oficio las autoridades deben actuar antes de la ocurrencia de un hecho delictivo, pero lo que necesita la población es gas licuado y no distracción mediática». Agregó que la falta de control institucional es la causa principal de estos desvíos y que la información por sí sola no resuelve la escasez de un recurso esencial para la cocción de alimentos.

Sin dudas, la crisis del gas licuado sigue siendo una preocupación para los cubanos, quienes esperan no solo medidas de control y castigos, sino soluciones efectivas que garanticen el suministro estable del servicio.