Gastan un millón de pesos cubanos en reparar un barco y lo dejan podrir 

El comunicador y director de programas en la radio de Ciego de Ávila, Eduardo Rodríguez Companioni, denunció en su perfil de Facebook el abandono de un barco que se reparó en dicha provincia a un costo de un millón de pesos cubanos y hoy se pudre a la intemperie en un patio, sin que se le de ningún uso. 

Según Rodríguez, quien también trabaja o trabajó en inversiones de la Empresa de Proyectos e Ingeniería del MINAG, en marzo del 2019, el periódico local Invasor publicó con “júbilo la inauguración el 4 de abril” de un restaurante en el llamado “parque de la ciudad”. 

El restaurante era dentro de un barco que había dado de “baja” Turismo en la cayería de Jardines de la Reina. Su nombre Caballones y su precio superior al millón de pesos, dijo el denunciante. 

“Tirado al agua a finales del mes de marzo este barco se negó a flotar, hundiéndose en más de una ocasión y poniendo al descubierto que las labores realizadas en más de una oportunidad para ponerlo a punto, no cumplieron los estándares de calidad requeridos”, señala.

“Hoy, este millón de pesos ve pasar el tiempo a la intemperie en el patio de lo que fuera la fábrica de tubos de fibra de vidrio en Ciego de Ávila y la obra civil realizada como parte del proyecto envejece y se deteriora sin utilidad alguna”, insistió. 

GASTOS MILLONARIOS PARA NADA EN CUBA 

Rodríguez Companioni lamentó ver “como se destinan recursos materiales, humanos y financieros en obras que al final no se revierten en bienestar público, en un país donde cada centavo resulta imprescindible para mejorar la vida de sus habitantes”. 

El comunicador agregó que la provincia de Ciego de Ávila es “un mal ejemplo” de cómo no se administra de forma correcta lo poco que tiene la isla y da tres ejemplos de obras millonarias en esa región, cuya utilidad actual es cero. 

“El Aeropuerto Internacional Máximo Gómez Báez cuya infraestructura el tiempo deteriora sin piedad, Terminal de Azúcar a Granel de Palo Alto, obra multimillonaria de la que hoy solo queda un viejo espigón, Pedraplen Sur, obra ingeniera que llegó a caminar 10 kilómetros sobre el mar con sus respectivos puentes y de la hoy solo queda el recuerdo”, concluyó.