La reciente llegada de un avión carguero operado por 7AIR LCC. en colaboración con la agencia Cubamax Travel al Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana fue anunciada oficialmente como un hito logístico. 

Con dos frecuencias semanales, esta nueva conexión aérea busca reforzar el comercio y los lazos logísticos entre Cuba y Estados Unidos, en especial desde el estado de Florida, donde reside una amplia comunidad cubana.

Según informaron autoridades aeroportuarias, esta alianza representa “el inicio de nuevas oportunidades de integración” y se proyecta como “un paso más hacia el desarrollo y la apertura internacional”. Sin embargo, el anuncio ha generado reacciones encontradas, sobre todo entre emigrados cubanos que siguen de cerca la evolución de las relaciones comerciales y políticas entre ambos países.

Cubamax: reservas de vuelos, envíos de remesas, y más

Cubamax, con sede en Hialeah desde 2001 y sucursales en otras ciudades del sur de Florida como Miami, Orlando y West Palm Beach, ofrece servicios que incluyen reservas de vuelos, envíos de remesas, medicamentos y alimentos, así como trámites consulares y viajes organizados a Cuba. La agencia tiene una larga trayectoria en la comunidad cubanoamericana, pero también es objeto de críticas por parte de quienes cuestionan la aparente contradicción entre su actividad comercial con la isla y el discurso político que denuncia restricciones económicas impuestas por Washington.

En redes sociales, usuarios comentan con ironía y escepticismo el anuncio de la nueva ruta de carga. “¿Dónde quedó el bloqueo?”, preguntó un comentarista, mientras otros se sumaban con frases como “no hay bloqueo ni tienen vergüenza” o “el bloqueo está de vacaciones”. Estas reacciones reflejan un sentimiento común en sectores del exilio cubano que perciben una desconexión entre las políticas oficiales y las dinámicas reales del comercio entre Cuba y Estados Unidos.

Si bien el aumento de vuelos de carga representa una mejora tangible en la logística de envíos desde Florida hacia Cuba y el acceso a bienes para muchos cubanos, también evidencia las tensiones persistentes entre la comunidad emigrada y la narrativa del gobierno sobre el embargo.