La cadena hotelera portuguesa Vila Galé anunció la incorporación de tres nuevos hoteles en Cuba, en momentos en que la isla atraviesa una crisis económica y social marcada por apagones, desabastecimiento y deterioro de infraestructuras básicas.
Hoteles en La Habana, Varadero y Cayo Santa María
Según la publicación especializada Travel Trade Caribbean, la compañía gestionará el Express Park View en La Habana, el Tropical Varadero y un hotel en Cayo Santa María. Con estas incorporaciones, Vila Galé eleva a 52 el número total de instalaciones bajo su gestión internacional.
La noticia se produjo durante la VII Bolsa Turística Destinos Gaviota, un evento donde el gobierno cubano intenta reforzar su apuesta por la industria del ocio, mientras buena parte de la población enfrenta dificultades para acceder a alimentos y medicinas.
El discurso de confianza y la otra realidad
El presidente del grupo, Jorge Rebelo de Almeida, defendió su estrategia al destacar tres factores: la simpatía del pueblo cubano, las playas de primer nivel y la seguridad.
“Cuba es un desafío, pero también es un destino por el que vale la pena apostar”, dijo el empresario. Sin embargo, para muchos cubanos el contraste es evidente: se levantan nuevas habitaciones de hotel mientras hospitales, escuelas y viviendas sufren un deterioro creciente.
Turismo familiar en medio de apagones
Vila Galé asegura que busca atraer turismo familiar y diversificar mercados, apoyándose en el flujo de visitantes de Canadá y América Latina. También pretende recuperar a los viajeros europeos, que no regresaron con fuerza tras la pandemia.
Pero en la isla, donde escasea el pan, el combustible y los medicamentos, la pregunta recurrente en la calle es otra: ¿qué sentido tiene seguir construyendo hoteles si muchos de los ya existentes permanecen vacíos o funcionan a media capacidad?
Críticas a la apuesta hotelera
El turismo es presentado por el gobierno como el motor de la economía. No obstante, los resultados de los últimos años muestran cifras muy por debajo de los niveles previos a 2019, incluso en los polos más desarrollados.
Mientras Vila Galé proyecta abrir un nuevo hotel en el Malecón habanero en 2026, la percepción de los ciudadanos es que la inversión se concentra en un sector que no logra repuntar, en lugar de destinar recursos a servicios básicos urgentes.
El contraste cubano
La cadena portuguesa elogia la profesionalidad del personal local y resalta la belleza natural de la isla. Pero detrás de la propaganda turística, el país vive una realidad de apagones diarios, transporte colapsado y salarios incapaces de cubrir las necesidades mínimas.
Para críticos y ciudadanos de a pie, la expansión hotelera se convierte en un símbolo de prioridades invertidas: una isla que construye habitaciones para turistas mientras la mayoría de su población sobrevive con carencias cada vez más profundas.