Con la entrada en vigor del Decreto 119/2024 se ha generado gran interés entre quienes esperan alternativas para adquirir un medio de transporte en Cuba. La norma regula la importación de vehículos a través de equipaje no acompañado o mediante envíos, y establece los aranceles que deben abonarse según el tipo de vehículo.
La Aduana General de la República ratificó en una nota que todos los pagos deben realizarse en dólares estadounidenses o en su equivalente en otras monedas convertibles, utilizando tarjetas internacionales o tarjetas prepagadas en dólares.
Esta disposición responde al objetivo de reducir el uso del efectivo y centralizar los ingresos en divisas, lo que impacta directamente en la posibilidad de importar vehículos desde el exterior.
Importación por equipaje no acompañado
Los costos varían en función de las características del vehículo. En el caso de ciclomotores o motocicletas de combustión hasta 250 cc, híbridas con sidecar, el arancel es de 54 dólares más 8 dólares en servicios, sumando un total de 62 dólares.
Las motocicletas de igual cilindrada pero sin sidecar tienen un pago de 46 dólares en aranceles y 8 dólares en servicios, para un total de 54 dólares.
En cuanto a triciclos eléctricos o híbridos, el monto a pagar asciende a 22 dólares en aranceles y 8 dólares en servicios, quedando en 30 dólares.
Importación mediante envíos
Los precios son superiores cuando la importación se realiza por vía de envíos. Las motocicletas con sidecar deben abonar 276 dólares en aranceles y 8 dólares en servicios, con un total de 284 dólares.
Las motocicletas sin sidecar tributan 246 dólares por aranceles más 8 dólares por servicios, alcanzando 254 dólares.
Mientras tanto, los triciclos eléctricos o híbridos pagan 156 dólares en aranceles y 8 dólares en servicios, para un total de 164 dólares.
Diferencia con los precios en el mercado cubano
Si bien las tarifas aduanales pueden parecer relativamente bajas, el verdadero costo aparece en el mercado interno. Una motocicleta eléctrica básica en Cuba, disponible en tiendas estatales o mipymes privadas, supera con facilidad los 1.000 dólares. Modelos más potentes, como las motocicletas de 125 cc o scooters eléctricos con baterías de litio, se ofertan entre 1.500 y 3.000 dólares, dependiendo de la marca y la autonomía.
Los triciclos eléctricos, muy demandados por su capacidad de carga y uso como transporte familiar o de trabajo, se comercializan en el rango de 2.000 a 3.500 dólares en negocios privados, bastante por encima de lo que cuesta su nacionalización en la Aduana.
En el caso de motocicletas de combustión importadas, los precios se disparan aún más. Modelos de marcas reconocidas como Honda, Yamaha o Suzuki pueden alcanzar cifras cercanas a los 7.000 u 8.000 dólares en el mercado cubano, una suma prácticamente inaccesible para la mayoría de los trabajadores, cuyo salario medio ronda los 6.500 pesos cubanos mensuales, equivalentes a menos de 20 dólares al tipo de cambio informal.
Impacto en la población
El decreto pretende flexibilizar el acceso a medios de transporte, pero la diferencia entre las tarifas aduanales y los precios reales en el mercado demuestra que el problema no está en la importación en sí, sino en la escasez y encarecimiento interno. Incluso con facilidades legales, un cubano promedio necesitaría años de ingresos para reunir la suma que cuesta un vehículo funcional.
Además, el uso obligatorio de tarjetas internacionales o tarjetas prepagadas en dólares limita el acceso a quienes cuentan con familiares en el exterior o ingresos en divisas. Para gran parte de la población, esta vía resulta inaccesible.
Acceso a la información
La Aduana recordó que los interesados pueden consultar los detalles en su sitio oficial www.aduana.cu, a través de los teléfonos 7 883 7575 y 7 883 8282, o por el correo electrónico [email protected]. Sin embargo, las mayores expectativas recaen en si este decreto permitirá dinamizar el acceso a vehículos o si seguirá siendo una opción solo al alcance de una minoría.