Cuba ante una crisis sanitaria nacional: piden declarar emergencia y solicitar ayuda internacional urgente

Cuba se enfrenta a una grave situación epidemiológica con la expansión del virus del chikungunya y la persistente transmisión del dengue, en un escenario marcado por el deterioro higiénico-sanitario y el colapso de los servicios de salud.

El Ministerio de Salud Pública (MINSAP) informó en un parte hace 15 días que el país supera los 20 mil casos confirmados de chikungunya, mientras se mantiene una circulación activa del serotipo 4 del dengue. La viceministra del ramo reconoció que más de un centenar de municipios incrementaron las consultas por síndromes febriles inespecíficos, y que las provincias Guantánamo, Matanzas, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Villa Clara muestran las mayores tasas de sospechosos.

Sin embargo, en las calles y redes sociales crece la desconfianza hacia las cifras oficiales. La mayoría de los cubanos aseguran que la magnitud real del brote supera con creces lo reportado, pues muchas personas enfermas no acuden a los hospitales ante la falta de medicamentos, el hacinamiento en los policlínicos y la escasez de pruebas diagnósticas. “Hay cuadras enteras con todos enfermos, pero no se registran porque nadie los atiende”, denuncian usuarios desde La Habana, Cienfuegos y Pinar del Río.

Cubanos desconfían de cifras oficiales

Los testimonios se repiten: basureros desbordados, aguas estancadas, fosas rotas y ausencia de fumigación o pesquisas médicas en municipios como Centro Habana, Arroyo Naranjo, Cerro, Guanabacoa y Playa. Mientras tanto, las autoridades capitalinas informaron la semana pasada que brigadas sanitarias trabajan en zonas específicas como Siboney, aunque los residentes cuestionaron que las acciones son aisladas, tardías y sin impacto real.

La crisis ha alcanzado incluso a instituciones emblemáticas: el Ballet Nacional de Cuba suspendió sus funciones por la enfermedad de varios de sus artistas, hecho que visibiliza la amplitud del problema sanitario.

Ante esta situación, crece la presión social. Cada vez más cubanos piden que el gobierno declare formalmente una emergencia sanitaria nacional y solicite apoyo de organismos internacionales como la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), así como la cooperación de países aliados, tal como ocurrió durante la pandemia de la COVID-19.

Mientras tanto, la población enfrenta el avance de las arbovirosis con desconfianza, cansancio y desamparo, convencida de que la magnitud del brote supera las declaraciones oficiales. Como repiten muchos en redes sociales, “el país entero está enfermo y ya no basta con promesas: se necesita acción y ayuda urgente.”

 

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