El tema ha vuelto a circular con fuerza, pero aún nadie tiene claro si se hará realidad.
En los últimos días, varias declaraciones en Washington han elevado las expectativas, aunque sin ofrecer certezas.
Muchos ciudadanos siguen atentos, pero la información concreta se mantiene dispersa mientras avanzan las discusiones internas.
Las menciones públicas del presidente han alimentado el interés, aunque no hay claridad sobre el alcance ni sobre el calendario.
Por ahora, solo han surgido señales ambiguas que apuntan a que todavía falta camino por recorrer antes de que exista una decisión definitiva.
Apuestas que muestran escepticismo
Las plataformas de predicción ofrecen un termómetro más inmediato del sentimiento público.
En Polymarket, la probabilidad de que exista un dividendo arancelario este año se situaba en apenas 7 por ciento.
Fue un repunte breve el que llevó la cifra al 17 por ciento el 9 de noviembre, pero el entusiasmo se desinfló con rapidez.
Trump impulsó la idea desde agosto, cuando mencionó un posible reparto a los ciudadanos a partir de los ingresos arancelarios.
Volvió a hablar del tema en octubre durante una entrevista con OAN y, al día siguiente, lo reafirmó en Truth Social: “A dividend of at least 2000 a person (not including high income people!) will be paid to everyone”.
Esta insistencia volvió a mover las apuestas, pero no por mucho tiempo. Otras predicciones abiertas en Polymarket, como la posibilidad de que se apruebe un dividendo antes del 31 de marzo de 2026, alcanzaron un máximo del 44 por ciento el 13 de noviembre. Ahora rondan el 26 por ciento.
Ingresos arancelarios muy por debajo de lo necesario
El problema central es el volumen de recursos disponibles. Para que existiera un primer reparto de 2000 dólares, varios análisis independientes indican que deberían acumularse alrededor de 600 mil millones de dólares.
Los cálculos actuales del Comité para un Presupuesto Federal Responsable colocan la recaudación en torno a 100 mil millones de dólares.
La Fundación Tax Foundation estima unos 216 mil millones de dólares para el año fiscal que ya comenzó en octubre.
Son cifras considerables, pero insuficientes para sostener un reparto que alcance a los contribuyentes de ingresos bajos y medios en Estados Unidos.
Kalshi también refleja dudas
La otra gran plataforma de predicción tampoco ve un escenario favorable. En Kalshi, la chance de que los cheques salgan en 2025 apenas llega al 5 por ciento. La cifra se movió un poco hacia arriba el 10 de noviembre, pero solo por unas horas.
Un mercado adicional en esa misma plataforma evalúa la posibilidad de que el Tribunal Supremo respalde los aranceles de Trump. La probabilidad se mantenía en 24 por ciento el sábado 15 de noviembre, con un historial que muestra una caída pronunciada desde el 58 por ciento alcanzado a inicios de septiembre.
Los magistrados escucharon los argumentos el 5 de noviembre y, según los analistas, varios de ellos mostraron reservas sobre la autoridad ejecutiva para aplicar aranceles amplios sin intervención del Congreso. Esa señal pesa en las previsiones de quienes participan en estas plataformas.
Futuro incierto y cálculos difíciles
Más allá de las apuestas, expertos como Scott Steinberg consideran que no está claro cómo podría concretarse un reparto de este tipo sin limitar de forma estricta los criterios de elegibilidad. Según dijo a USA Today, el desafío principal está en cuadrar las cifras y definir cómo quedaría el saldo destinado a la reducción del déficit.
Steinberg señaló que muchos ciudadanos agradecerían un alivio financiero en plena temporada festiva, pero advirtió que el plan aún luce poco definido. A su juicio, “es difícil saber si existe una forma viable de ejecutarlo tal como se ha descrito hasta ahora”.
En resumen, la conversación política avanza, pero las señales más objetivas —recaudación, consenso legislativo y apuestas de mercado— apuntan a un panorama todavía incierto. El interés crece, pero las probabilidades siguen bajas.
