Las autoridades retomaron públicamente su postura sobre las operaciones de compraventa de divisas que ocurren fuera del sistema estatal.
El tema apareció nuevamente en la Mesa Redonda, donde se insistió en que estas transacciones no forman parte de un mercado informal, sino de un espacio considerado completamente ilegal.
Los detalles surgieron durante la explicación del programa de estabilización macroeconómica.
A partir de esa exposición, el Gobierno reafirmó cómo interpreta hoy la dinámica cambiaria y qué papel piensa asumir en ese escenario fragmentado.
Tres segmentos con tasas diferentes dentro del país
El ministro de Economía describió nuevamente la existencia de tres espacios bien diferenciados para la tasa de cambio.
Primero, un grupo de actores económicos opera a veinticuatro pesos. Segundo, una parte de la población y otros sectores funcionan a ciento veinte pesos por unidad de divisa.
Luego señaló un tercer segmento, definido esta vez de manera más directa. Explicó que no se trata de un mercado informal, sino de un entorno ilegal donde las tasas se forman al margen del sistema regulado.
Según sus palabras, esa distinción es esencial para entender cómo el Gobierno clasifica cada operación que no ocurre bajo las normas estatales.

El énfasis no estuvo en los valores, sino en la naturaleza jurídica que se atribuye a ese espacio.
La calificación como actividad ilegal marca un punto clave en el discurso oficial, porque delimita de forma explícita qué consideran permitido y qué no dentro del funcionamiento económico actual.
Un panorama que el Gobierno quiere transformar
Durante la intervención, el titular del sector sostuvo que el país perdió espacio en el mercado cambiario y que debe recuperarlo.
Señaló que se diseñan acciones para transformar ese escenario y avanzar hacia condiciones que permitan una mayor estabilidad.
La idea central es volver a ocupar un lugar que las autoridades consideran prioritario para garantizar la convertibilidad del peso cubano.
Aunque no se mencionaron plazos ni valores objetivos, sí se reiteró la intención de intervenir de forma gradual en ese entorno.
Asignación centralizada de divisas como herramienta de control
Como parte del mismo enfoque, se anunció un nuevo mecanismo de gestión y asignación de divisas. Este sistema establecerá quién accede a moneda fuerte, en qué cantidades y bajo qué prioridades productivas.
Las autoridades sostienen que este método permitirá corregir distorsiones, evitar saltos de precios y reducir las diferencias entre los actores que trabajan con distintos tipos de cambio.
En conjunto, el mensaje del Gobierno apunta a una línea clara: no reconoce ninguna forma de mercado cambiario paralelo como parte legítima del sistema.
Al calificarlo nuevamente como ilegal, intenta reforzar la postura de control estatal sobre las operaciones con divisas, mientras prepara cambios que, según afirma, buscan una transición hacia un entorno más estable para el peso cubano.
