Economista cubano sobre nueva tasa de cambio oficial: «Será otra chapuza»

Economista cubano Pedro Monreal advirtió que “relanzar” el mercado cambiario oficial sin respaldo productivo convertirá la tasa de cambio en una ficción. El debate sobre el posible “relanzamiento” del mercado cambiario oficial en Cuba vuelve a ganar fuerza, pero para algunos economistas cubanos la discusión está mal enfocada y llena de omisiones.

Según uno de ellos, el destacado Pedro Monreal todo lo que circula actualmente en espacios oficiales no pasa de murmuraciones, pues se evaden dos temas esenciales: la ausencia de respaldo productivo del peso cubano y la falta de definición sobre el régimen cambiario que se pretende implementar.

El especialista subraya que la estabilidad de un mercado cambiario no depende de decretos ni de anuncios políticos, sino de la capacidad real de un país para sostener el valor de su moneda.

Esto requiere una oferta sólida de bienes y servicios, algo que hoy en Cuba es insuficiente. En sus palabras, sin una economía capaz de responder, el mercado cambiario oficial “funcionaría como ficción o como chapuza”.

También advierte que el problema no es solo la escasez de divisas: la falta de oferta en pesos genera aumentos continuos de precios y, por tanto, una depreciación inevitable del peso cubano. Con un peso debilitado, insiste, no existe posibilidad de un mercado cambiario robusto.

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El economista critica que desde el discurso oficial se hable del “relanzamiento” del extinto mercado del CUC como si fuese una solución viable, mientras se califica la unificación cambiaria como “un suicidio”.

Para él, esta postura demuestra una incoherencia profunda, sobre todo porque el propio gobierno había defendido durante años que la unificación era un proceso “meditado por más de una década”.

La improvisación —dice— ha sido un factor clave en el fracaso del llamado “ordenamiento”, y la actual vaguedad sobre los pasos a seguir no genera confianza. Señala además que mantener varias tasas de cambio simultáneas solo perpetúa una “fábrica de distorsiones”, agravando el desorden macroeconómico.

Finalmente, recuerda que la política económica oficial aún se rige por la “conceptualización”, un documento que defiende explícitamente la unificación monetaria y cambiaria.

Resulta contradictorio, afirma, que ahora se presente esa misma unificación como una decisión suicida. Para avanzar, el país necesita claridad, coherencia y, sobre todo, una economía real capaz de respaldar cualquier régimen cambiario.

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