El temor crece en el sur de Florida ante operativos migratorios que se extienden a varias ciudades.
El ambiente en el sur de Florida ha cambiado en cuestión de días. Comentarios en voz baja, mensajes de alerta y miradas de desconfianza se repiten en barrios con alta presencia de inmigrantes.
Lo que al inicio parecían rumores aislados terminó convirtiéndose en una preocupación compartida por miles de familias. La sensación de vigilancia constante se ha instalado en la vida cotidiana.
Controles que ya no se limitan a Miami
Las primeras versiones circularon en zonas de la Pequeña Habana, pero pronto aparecieron evidencias más concretas. Videos difundidos en redes sociales mostraron a agentes federales realizando paradas de tránsito y operativos en plena vía pública.
Las acciones no quedaron confinadas a Miami. Fort Lauderdale, Davie y Hialeah comenzaron a reportar situaciones similares, con trabajadores detenidos durante sus jornadas laborales o mientras se desplazaban por la ciudad.
Una investigación periodística confirmó la detención de un ciudadano nicaragüense cerca del loanDepot Park. Según testigos, el hombre tiene una solicitud de asilo en trámite y es padre de un niño nacido en Estados Unidos.
Operativos en zonas de trabajo y carreteras
En el condado de Broward, vecinos alertaron sobre la presencia de camionetas sin identificación y agentes encapuchados. Estos rodearon camiones de jardinería y cuadrillas de construcción en distintos puntos del territorio.
Escenas similares se repitieron en estacionamientos de grandes cadenas comerciales. Algunos videos muestran a trabajadores esposados bajo la lluvia, mientras agentes revisan documentos y vehículos al costado de autopistas.
Las autoridades señalaron a medios locales que se trata de “acciones de control selectivo” en sectores con altos niveles de infracciones migratorias. No ofrecieron cifras oficiales de detenidos ni detalles sobre protocolos para proteger a civiles.
Redadas que alcanzan otros condados
La expansión de los operativos llegó también al condado de Palm Beach. En Lake Worth Beach, agentes del Servicio de Inmigración realizaron una redada en un sitio de construcción.
Medios locales informaron que decenas de trabajadores fueron detenidos. El impacto fue inmediato en la comunidad, con familias separadas y niños que quedaron sin uno o ambos padres.
Organizaciones comunitarias comenzaron a movilizarse. El Centro Guatemalteco-Maya convocó vigilias en apoyo a los afectados, mientras vecinos depositaban flores y mensajes de solidaridad.
Miedo, silencio y denuncias de intimidación
Activistas por los derechos de los inmigrantes calificaron las tácticas como intimidatorias. Alertaron que el temor se extiende incluso entre residentes legales, quienes evitan salir de casa o llevar a sus hijos a la escuela.
En barrios como Little Havana y Hialeah, muchos prefieren no exponerse. “Esto parece una cacería; están parando a cualquiera con aspecto latino”, comentó una residente cubana que pidió anonimato.
Mientras el gobierno federal mantiene silencio, la información circula sin control en redes sociales y aplicaciones de mensajería. Algunas alertas carecen de verificación, pero el efecto es el mismo.
Para una región formada en gran parte por inmigrantes, la incertidumbre se resume en una frase que se repite de boca en boca: nadie duerme tranquilo en el sur de Florida.