La distribución de medicamentos en Cuba atraviesa uno de sus momentos más críticos. La escasez sostenida en la red de farmacias comunitarias ha obligado a aplicar nuevos mecanismos de organización para repartir lo poco que llega y evitar desórdenes, colas prolongadas y acaparamientos.
La información se desprende de un artículo publicado por Cubadebate, del cual se nutre esta nota, basado en declaraciones de directivas del Ministerio de Salud Pública. En ese intercambio se reconoce abiertamente la gravedad del desabastecimiento y los cambios introducidos para gestionar la crisis.
Farmacias con estantes vacíos y ciclos rotos
Las propias autoridades sanitarias admiten que el nivel de disponibilidad de medicamentos importados ronda apenas el 40 por ciento. En la práctica, esto se traduce en farmacias donde la ausencia de fármacos es casi total, incluso en el caso de medicamentos considerados prioritarios.
Los llamados medicamentos de tarjeta, destinados a pacientes con enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes o epilepsia, tampoco logran mantenerse de forma estable en los mostradores. Según se explica, los recursos financieros disponibles se concentran en productos para salvar vidas en hospitales, como sueros e insumos de urgencia.
A esta situación se suma un cambio profundo en los ciclos de distribución. Donde antes los medicamentos llegaban cada 12 o 15 días, ahora el intervalo se ha extendido hasta unos 60 días, lo que multiplica la presión sobre cada entrega.
Médicos que prescriben según lo que aparece
La irregularidad del suministro ha generado distorsiones directas en la práctica médica cotidiana. Los propios responsables del sistema reconocen que, en muchos casos, los esquemas de tratamiento se ajustan a lo que esté disponible en ese momento y no necesariamente a lo ideal desde el punto de vista clínico.
Esto provoca situaciones frecuentes en las que un paciente logra adquirir un medicamento, pero no el complemento necesario para completar su tratamiento, obligándolo a regresar varias veces a la farmacia o a buscar alternativas fuera del sistema oficial.
La nueva modalidad: venta organizada por consultorios
Ante el aumento de colas, discusiones y alteraciones del orden en farmacias, el Ministerio de Salud Pública decidió implementar una modalidad de venta organizada por consultorios médicos. El sistema busca repartir los medicamentos disponibles de forma más controlada y equitativa.
Cada farmacia establece un cronograma en el que asigna días específicos de venta a los consultorios de su área. La rotación impide que siempre sean los mismos los primeros en comprar cuando llega un nuevo lote, una práctica que había generado fuertes inconformidades.
Según las autoridades, esta organización permitió reducir aglomeraciones y tensiones en los puntos de venta, aunque reconocen que la medida no está exenta de críticas, sobre todo entre quienes antes lograban acceder con mayor frecuencia a los medicamentos.
Una solución limitada por la escasez
El propio Minsap admite que la efectividad de la venta por consultorios se ve seriamente limitada por la baja frecuencia de reposición. Cuando los medicamentos llegan con tanta demora, la demanda acumulada es demasiado alta para el volumen disponible.
En ese contexto, aunque el método aporta orden, no logra resolver el problema de fondo. La insatisfacción persiste porque la cantidad de medicamentos sigue siendo insuficiente para cubrir las necesidades reales de la población.
Un sistema bajo presión constante
La combinación de farmacias casi vacías, ciclos de distribución prolongados y cambios forzados en la forma de vender los medicamentos refleja la magnitud de la crisis actual. Mientras no se estabilice el abastecimiento, las soluciones organizativas seguirán funcionando como parches ante una presión creciente.
Para la población, la realidad diaria sigue siendo la misma: acudir a la farmacia sin saber qué habrá disponible ni cuándo volverá a llegar el próximo suministro.