Decreto 138: flexibilizan los salarios, pero el aumento sigue condicionado a resultados financieros

El Decreto 138, publicado el 28 de diciembre, introduce nuevas reglas para la organización salarial en el sistema empresarial estatal. La norma promete estimular la productividad y la eficiencia, pero deja claro que cualquier mejora salarial dependerá del desempeño financiero de cada entidad.

Aunque el texto oficial habla de mayor autonomía, en los centros laborales persiste la duda sobre si estas flexibilizaciones se traducirán en ingresos reales para los trabajadores. La experiencia previa y el contexto económico influyen en la percepción.

Más poder para la dirección, menos certezas para el trabajador

El decreto elimina la evaluación externa previa para aprobar la organización salarial. La decisión queda en manos del director de la empresa, con la valoración obligatoria del sindicato y el análisis en los órganos colectivos.

En la práctica, muchos empleados consideran que esta estructura mantiene el control en los mismos niveles. La posibilidad de reclamar existe por la vía de la justicia laboral, pero pocos creen que eso garantice aumentos efectivos.

Trabajadores estatales comentan que el salario queda aún más atado a decisiones administrativas y a resultados globales que no dependen de su desempeño individual.

El salario depende del resultado de la empresa

El Decreto 138 establece que los salarios se fijan según los resultados de la entidad. El fondo salarial solo puede crecer si no se deteriora el aporte por el rendimiento de la inversión estatal o el pago de dividendos.

En la calle, este punto genera inquietud. Muchos trabajadores reconocen que pueden cumplir con su labor, pero no controlar factores como apagones, falta de materias primas o interrupciones productivas.

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Cuando esos problemas afectan los resultados financieros, el salario queda limitado, aunque el esfuerzo individual se mantenga.

Pago por rendimiento: una promesa con condiciones

La norma generaliza los sistemas de pago por rendimiento y fija que al menos el 30 % del fondo salarial esté vinculado a este concepto. La intención es asociar el salario a la cantidad y calidad del trabajo realizado.

Sin embargo, empleados de distintos sectores señalan que el rendimiento real no siempre se refleja en el pago. Las metas dependen de planes productivos que muchas veces no se cumplen por causas externas.

Empresas con pérdidas y salarios congelados

El decreto es claro con las entidades que presentan pérdidas o incumplen los indicadores financieros. En esos casos, el fondo salarial se ajusta al salario básico del año anterior.

Este punto genera fuerte rechazo entre los trabajadores. Muchos consideran injusto que el salario retroceda cuando los problemas responden a decisiones estructurales o a carencias prolongadas del sistema productivo.

Pagos adicionales con impacto limitado

El texto permite aumentar pagos adicionales por turnos nocturnos, condiciones laborales anormales, certificaciones y años de servicio. También autoriza nuevos complementos, siempre con un límite del 50 % del salario escala.

En la práctica, estos montos no logran compensar el aumento sostenido de los precios. Para muchos trabajadores, los pagos adicionales representan un alivio parcial, pero no una solución.

Un alcance amplio, con exclusiones

El Decreto 138 incluye a más de 1 millón 172 mil trabajadores del sistema empresarial estatal, pero excluye a las mipymes estatales. Esta diferencia genera comparaciones entre empleados con funciones similares, pero reglas salariales distintas.

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En la calle, la lectura es prudente. Se reconoce el intento de ajustar el sistema salarial, pero se cuestiona que los cambios sigan supeditados a indicadores financieros que el trabajador no controla y a una economía marcada por la inestabilidad.

 

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