Miles de familias habaneras han seguido con incertidumbre las noticias sobre la conductora de Cuenca Sur. El colapso de un tramo clave dejó en vilo a quienes dependen de la mayor fuente de suministro de la capital.
En los últimos días las brigadas han trabajado día y noche sobre la rojiza planicie artemiseña, donde se encuentra esta tubería maestra. Aunque la avería se complicó durante la fase final de las primeras reparaciones, los equipos aprovecharon la contingencia para ejecutar nuevas conexiones entre pozos y reforzar la seguridad del sistema.
Obras claves en la conductora
El riesgo de un desplome en otro punto de la tubería ya era conocido, pero no podía ser inspeccionado sin paralizar el bombeo. Esa decisión habría afectado a cientos de miles de personas en La Habana. Por ello se optó por seguir adelante con la reparación inicial, aún sabiendo que podían surgir complicaciones.
En medio de la emergencia, se concretó la interconexión de los pozos 1 y 2, considerada estratégica para dar más estabilidad al sistema central. Gracias a esto se espera una entrega de hasta 17 pozos con capacidad de tres metros cúbicos por segundo.
Impacto inmediato en la ciudad
Durante la jornada comenzó el bombeo con 15 pozos, y se prevé que en breve alcance la cifra máxima prevista. La meta es reducir la irregularidad que ha golpeado a municipios enteros de la capital, sobre todo en Centro Habana, Plaza, Cerro y 10 de Octubre.
Sin embargo, el alivio no será inmediato ni total. Reportes de Aguas de La Habana confirman interrupciones puntuales por fallos eléctricos en impulsores como el de Peñalver y Torre 19, lo que ha dejado sin servicio a repartos de San Miguel del Padrón, Guanabacoa, Regla y zonas de Centro Habana.
Palatino, un nudo histórico y vital
El sistema también depende del Nudo de Palatino, construido en 1890 como parte del acueducto de Albear. Con sus tanques de más de 60 mil metros cúbicos y las estaciones de bombeo Palatino 1 y 2, este centro distribuye el agua hacia barrios como el Vedado, La Víbora y gran parte de la zona central de La Habana.
Hoy, más de un siglo después, la rehabilitación de Cuenca Sur y las maniobras en Palatino vuelven a recordarnos que la capital depende de un entramado envejecido y frágil. Cada rotura, cada interrupción eléctrica, se traduce en colas con cubos, cisternas agotadas y una rutina marcada por la espera del agua.
Nuevos proyectos en marcha
Además de las reparaciones en Cuenca Sur, brigadas de la Base Acueducto Este eliminaron una obstrucción en Alamar, mientras se avanza en el montaje de los impulsores Ariguanabo 11 y 2, destinados a mejorar el suministro en Playa, Marianao y La Lisa.
Aunque el panorama sigue siendo complejo, los trabajos actuales dan señales de un esfuerzo coordinado por reducir las afectaciones. La gran pregunta es si estas soluciones temporales resistirán el paso del tiempo o si, más temprano que tarde, volveremos a hablar de colapsos y averías en un sistema que carga sobre sus espaldas más de un siglo de historia.