En Santiago de Cuba, la Unidad Empresarial de Base Coppelia La Arboleda se prepara para celebrar el «cumpleaños 99» de Fidel Castro.
Pintura fresca, jardines cuidados y un personal movilizado parecen anunciar un evento de gran relevancia, al menos para sus organizadores. La fecha, sin embargo, llega en un contexto muy distinto al de las glorias pasadas de esta cadena de heladerías estatales.
Ubicada en la céntrica Avenida Garzón, La Arboleda cuenta con un amplio espacio y capacidad para más de 400 clientes, atendidos por 46 trabajadores. Según su director, Emilio Alejandro Llaugel Infante, la jornada contará con helados de varios sabores, dulces, galleticas y barquillos, elaborados en la dulcería del propio centro.
El objetivo, dice, es rendir homenaje al líder histórico, con “todos los recursos disponibles”.
El despliegue de medios contrasta con la realidad diaria del negocio, que enfrenta desde hace años problemas de abastecimiento, limitaciones en la oferta y un servicio cada vez más cuestionado por los consumidores.
De la “catedral del helado” a la escasez crónica
En los últimos años, Coppelia, tanto en La Habana como en el resto del país, ha visto reducirse drásticamente su variedad de sabores. La falta de insumos llevó en más de una ocasión a ofrecer un único sabor, rompiendo con la tradición de amplias cartas que en tiempos mejores incluían hasta 26 opciones.
La reapertura de la sede capitalina en febrero, tras tres meses de cierre, se vendió como un regreso a la normalidad, pero la realidad mostró otra cara: precios reajustados al alza y una oferta que, aunque más variada que en su peor momento, dista mucho del pasado.
El precio de un gusto
En la Coppelia de La Habana, una ensalada de cinco bolas de helado cuesta ahora 155 pesos, cifra que parece moderada frente a heladerías privadas, pero que representa un gasto considerable para un salario medio oficial de apenas 42 dólares mensuales.
En provincias, las tarifas varían, pero el problema es el mismo: el helado ha pasado de ser un postre popular a un capricho ocasional.
Mientras tanto, competidores privados como Sabor Cid ofrecen hasta 24 sabores con materias primas importadas, aunque a precios que superan el equivalente a tres dólares por copa, inaccesibles para la mayoría.
Prioridad en la celebración
La preparación de La Arboleda para el 13 de agosto responde a una programación centrada en actividades conmemorativas. El espacio se acondiciona como escenario de homenaje, mientras mantiene su funcionamiento habitual como centro de ventas de helado «cuando hay».
En un contexto marcado por apagones, inflación y limitaciones en el suministro, el helado conserva un valor simbólico para muchos cubanos, aunque su disponibilidad y calidad ya no son las de décadas anteriores.
tristeza total,sin palabras 😔