La Unión Eléctrica publicó este 19 de agosto un nuevo parte en el que confirma que las afectaciones continúan de manera generalizada. Pese a los anuncios de entrada de bloques en reparación, los cubanos siguen enfrentando cortes prolongados.
Lo ocurrido el 18 de agosto
En la jornada de ayer la máxima afectación llegó a 1766 MW a las 20:10 horas, apenas por debajo de lo estimado en el parte oficial (1770 MW). Esto confirma que los pronósticos de la empresa estatal se mantienen en el rango de la crisis, con variaciones mínimas que no se traducen en mejoras para la población.
La generación solar aportó 2551 MWh con un pico de 495 MW, cifra similar a días anteriores y útil solo en horas diurnas. Sin sistemas de respaldo, la energía renovable no logra reducir el peso de los apagones nocturnos.
Pronóstico del 19 de agosto
Para este martes, la UNE prevé un déficit de 1700 MW y una afectación de 1770 MW durante el horario pico. La demanda máxima se estima en 3800 MW, mientras la disponibilidad apenas alcanzaría los 2100 MW.
El panorama equivale a dejar sin electricidad al 46% de la demanda nacional, es decir, casi la mitad de los hogares del país en horas de mayor consumo.
Termoeléctricas paralizadas
Las averías siguen concentradas en bloques claves: la unidad 5 de Mariel, la unidad 5 de Nuevitas, las unidades 3 y 6 de Renté y la unidad 2 de Felton.
Se mantienen además bajo mantenimiento la unidad 2 de Santa Cruz, la unidad 4 de Céspedes en Cienfuegos y la unidad 5 de Renté.
Persisten 280 MW limitados por problemas térmicos y 68 centrales de generación distribuida paradas por falta de combustible, lo que supone otros 395 MW perdidos.
Aunque se anuncia el arranque de la unidad 5 de Nuevitas y la entrada de 100 MW de motores distribuidos, la situación general no cambia: la capacidad sigue muy por debajo de lo requerido.
Un patrón sin mejoría
En los últimos tres días, el déficit en horario pico se ha movido entre 1698 y 1770 MW. Esto demuestra que la crisis se mantiene en un nivel estable, pero crítico, que impide a millones de cubanos contar con un servicio eléctrico básico.
El impacto se traduce en jornadas enteras sin luz, alimentos en riesgo de perderse por falta de refrigeración y un verano insoportable sin ventiladores ni climatización.
La ausencia de soluciones concretas y la reiteración de partes casi idénticos refuerzan la percepción de que la situación está lejos de mejorar.