En Cuba, comprar un equipo o vehículo nuevo no siempre garantiza que el cliente tenga respaldo real ante una avería. La historia de Helen Sofía Verdecia Sánchez, residente en Bayamo, es un ejemplo claro.
Su hijo adquirió el 27 de marzo una moto de combustión interna en la tienda CTT Cimex, con la garantía correspondiente. Sin embargo, apenas un mes después, el 30 de abril, tuvo que acudir a reclamar por un fallo eléctrico. La pieza dañada era el piñón del velocímetro, esencial para medir la velocidad y el kilometraje, cuentan al medio Juventud Rebelde.
Reclamaciones sin solución inmediata
Helen acudió varias veces al taller autorizado, pero la respuesta fue siempre la misma: no había pieza de repuesto para solucionar el problema. Aunque la garantía estaba vigente, le indicaron que no se habían comprado piezas para cubrir posibles desperfectos.
“Compran las motos, pero no compran un set para piezas de repuesto. No importa que tengas la garantía. ¿Cómo pueden cumplirla si no tienen nada para sustituir lo que falle?”, cuestionó.
La respuesta de Cimex
Según el gerente general de la División de Transporte Automotor de Cimex, una comisión visitó a Helen para explicarle que el problema debía resolverse con el proveedor. Ella reconoció que la atención personal fue correcta, pero reiteró su preocupación: sin piezas, la garantía se vuelve papel mojado.
Cimex confirmó que no adquirió repuestos junto a estas motocicletas, vendidas en dólares y a precios elevados. La empresa asegura que ya envió los datos de la pieza al proveedor y mantiene la comunicación con la cliente, aunque no hay fecha para la reparación.
Una garantía limitada frente a estándares internacionales
En países como España, las leyes de consumo protegen más al comprador. Un vehículo o electrodoméstico suele tener un mínimo de dos años de garantía, y en muchos casos llega a tres. Durante ese tiempo, el fabricante o distribuidor debe contar con piezas y servicio técnico disponible.
En Cuba, en cambio, la garantía de productos costosos como motos, refrigeradores o televisores puede ser de apenas seis o doce meses. Y no siempre se dispone de personal especializado o de los repuestos necesarios, lo que obliga a los clientes a esperar indefinidamente o a buscar soluciones por su cuenta en el mercado informal.
El derecho del consumidor, aún pendiente
Casos como el de Helen plantean una pregunta clave: ¿de qué sirve una garantía si no hay medios para cumplirla? La venta de equipos en dólares, sin asegurar piezas de repuesto, deja al consumidor desprotegido y con pocas opciones de reclamar.
Mientras en otros países el respaldo posventa es un derecho protegido por ley, en la isla sigue siendo, en muchos casos, una promesa difícil de cumplir.