La sustitución de un tramo de la conductora Cuenca Sur volvió a colocar el tema del agua en el centro de la vida habanera. Las autoridades anuncian una inversión millonaria y aseguran que medio millón de personas se beneficiarán, pero la realidad de la capital muestra un escenario marcado por interrupciones constantes y décadas de promesas incumplidas.
Tuberías nuevas frente a una red envejecida
En el tramo de La Salud se reemplaza una tubería de más de 60 años de explotación. La nueva, de polietileno de alta densidad, promete durar medio siglo. Sin embargo, la obra abarca apenas un cuarto de kilómetro, mientras el resto de la red continúa marcada por fugas, salideros y roturas.
El costo oscila entre 30 y 33 millones de pesos. Una cifra elevada para un proyecto que no resuelve la crisis general: barrios enteros de Centro Habana, La Habana Vieja o Diez de Octubre siguen recibiendo agua con intermitencias que obligan a almacenar en tanques y cubos, práctica habitual para millones de familias.
Obras urgentes y afectaciones inevitables
La interrupción programada fue de 48 horas, aunque los directivos hablaron de acelerar los plazos. El problema es que los cortes no sorprenden ya a nadie. Cada semana, miles de habaneros viven con el sobresalto de la “programación” del servicio o con la incertidumbre de no saber si abrir la llave traerá agua o aire.
Según la propia empresa, en este tramo se perdían 300 litros por segundo y en lo que va de año se había intervenido 15 veces. Lo que no dicen es que esa situación se repite en decenas de kilómetros de la red, deteriorada al extremo.
Testimonios desde la obra y la calle
“Casi ni nos permitía dormir”, reconoció una funcionaria de Aguas de La Habana sobre las reparaciones constantes. Pero son los vecinos los que llevan décadas sin dormir tranquilos. Tener agua cada tres días, cargar cubos desde una pipa o instalar motores para succionar lo poco que llega son rutinas que se han naturalizado en la capital.
Los trabajadores, más de 120 en esta ocasión, ponen empeño y hasta sacrifican descanso. Sin embargo, la magnitud del problema supera cualquier esfuerzo puntual: la red hidráulica de la ciudad es vieja, ineficiente y no cuenta con inversiones al ritmo de su deterioro.
Planes futuros que suenan familiares
Los directivos aseguran que otros tramos serán sustituidos en los próximos años y que existe un proyecto para rehabilitar hasta siete kilómetros más. También se habla de conectar Cuenca Sur con Ariguanabo antes de 2025.
Pero los habaneros han escuchado ese tipo de anuncios durante años. Mientras tanto, el suministro sigue condicionado por la inestabilidad eléctrica, el mal estado de los conductos y la falta de piezas de repuesto.
Una ciudad que sobrevive entre cubos y tanques
El agua en La Habana es un problema estructural que no se resuelve con una obra puntual. Aunque este proyecto aliviará las pérdidas y asegure más estabilidad en el corto plazo, la vida diaria de la capital continúa marcada por la incertidumbre. La pregunta es cuánto durará el alivio y si la inversión actual será suficiente para que, algún día, abrir el grifo deje de ser una lotería.
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