Durante meses se percibía malestar, pero pocos anticiparon que terminaría en una confrontación abierta. Marjorie Taylor Greene, una de las figuras más visibles del ala dura republicana, pasó de aliada incondicional del presidente Donald Trump a convertirse en su crítica más inesperada.
El cambio ha tomado por sorpresa a los sectores conservadores y ha generado nuevas tensiones dentro del movimiento MAGA.
En los últimos días, declaraciones cruzadas, mensajes en redes sociales y diferencias sobre temas clave evidenciaron un quiebre sin precedentes. Trump retiró públicamente su apoyo a Greene, mientras la congresista sostuvo que el presidente intenta frenar la publicación completa de los archivos vinculados al caso Epstein. Estos choques fueron difundidos por medios como CBS News y NBC News, que confirmaron la escalada del conflicto.
Greene fue una de las cuatro republicanas que firmó una petición para forzar un voto que obligaría a divulgar documentos relacionados con Jeffrey Epstein. La congresista aseguró que esa postura desencadenó la reacción del presidente, quien la calificó de “traidora” y aseguró que ha “perdido el rumbo”. En respuesta, Greene afirmó que Trump está presionando para que no salgan a la luz materiales sensibles.
El detonante: los archivos de Epstein
La disputa tomó fuerza cuando la Cámara de Representantes avanzó en la revisión de más de veinte mil páginas sobre el caso Epstein. Greene insistió en que las víctimas merecen transparencia total y afirmó que no aceptará presiones políticas. Trump, por su parte, criticó la iniciativa y acusó a la legisladora de alinearse con posiciones que consideró cercanas a los demócratas.
Greene dijo también que ha recibido amenazas desde que comenzaron los ataques contra ella. Recordó que situaciones similares ocurrieron en el pasado y que varias personas fueron condenadas por dirigir amenazas tras campañas de hostigamiento en su contra.
Diferencias económicas y críticas al rumbo del gobierno
El conflicto también se alimentó de discrepancias sobre la situación económica. Greene señaló que la expiración de los créditos fiscales del Affordable Care Act provocará un aumento notable en los costos del seguro médico para millones de familias. Según la congresista, la Casa Blanca prioriza la política exterior en detrimento de los problemas cotidianos de los ciudadanos.
Trump sostiene que los precios están bajando y que su estrategia comercial estabilizará la economía. Pero Greene afirma que no existe un plan sólido para abordar la inflación o el costo de vida, y ha criticado la falta de propuestas del liderazgo republicano en materia de seguros médicos.
Un giro en política exterior y una fractura republicana
Otro frente de tensión ha sido la guerra en Gaza. Greene ha cuestionado el envío continuado de ayuda militar a Israel y ha descrito la conducta del ejército israelí como un “genocidio”. Esta postura contrasta con la tradicional línea republicana y ha recibido críticas de organizaciones conservadoras, que alertan sobre una división interna creciente.
Analistas citados por CBS News consideran que la ruptura entre Trump y Greene refleja un reacomodo dentro del Partido Republicano. Para algunos sectores, la congresista representa un nuevo enfoque que prioriza temas domésticos. Para otros, su distanciamiento simboliza un desafío al liderazgo de Trump en un momento clave para la estrategia electoral de 2026.
La disputa entre ambos evidencia una fractura visible en el movimiento que definió la última década del Partido Republicano. Greene, antes uno de los pilares de la causa MAGA, se ha convertido ahora en la figura que cuestiona al presidente desde dentro, en un choque que podría reconfigurar alianzas y abrir nuevos debates en la derecha estadounidense.
