La historia volvió a repetirse este sábado. Apenas una hora después del parte oficial de la mañana, la Unión Eléctrica informó a las ocho y treinta y seis que la Unidad 5 de la termoeléctrica de Diez de Octubre salió de servicio por un salidero en la caldera.
El nuevo fallo se suma a la larga lista de averías que cada día cambian en cuestión de minutos el panorama eléctrico del país. Esto deja en evidencia la fragilidad del sistema.
Pronósticos que se rompen al instante
En el reporte de las siete de la mañana, transmitido en vivo desde el Despacho Nacional de Carga, se aseguraba que la situación se mantendría estable dentro de lo previsto. Habría alrededor de novecientos ochenta megawatts de déficit al mediodía y unos mil seiscientos sesenta por la noche. Incluso se anunciaba que la Unidad 6 del Mariel debía reincorporarse durante la jornada.
Sin embargo, la realidad fue otra. Primero, esa misma máquina del Mariel enfrentó problemas técnicos durante su arranque, y ahora la avería en Diez de Octubre empeora la disponibilidad para el pico nocturno.
Viejas termoeléctricas, mismos problemas
El ingeniero Félix Estrada, director del Despacho Nacional de Carga, reconoció que las máquinas presentan constantes salideros y problemas en calderas y turbinas. La salida de servicio de la Unidad 5 de Renté por similares causas ya había quedado fuera de los cálculos iniciales.
A ello se suma el hecho de que varias plantas siguen en mantenimiento, pero no con reparaciones profundas, sino con ajustes parciales que apenas prolongan la vida útil de equipos con décadas de explotación.
La apuesta fotovoltaica no basta
El parte oficial volvió a resaltar que la generación solar supera los seiscientos megawatts en horarios de máxima irradiación. Sin embargo, esta cifra, aunque significativa, no logra compensar las caídas constantes de las termoeléctricas.
Los cubanos lo saben bien: lo que en los partes suena como “aportes solares” se traduce en unas horas con luz durante el día. Sin embargo, no hay garantía de estabilidad al caer la noche.
Un país atrapado en la incertidumbre
Cada salida imprevista multiplica las afectaciones. Lo que se anuncia en la televisión como una afectación de novecientos o mil megawatts, en la práctica significa apagones de varias horas. Además, alimentos perdidos en los refrigeradores y un malestar que se acumula día tras día.
La avería de la Unidad 5 de Diez de Octubre confirma que, pese a los pronósticos, nada está bajo control. El sistema eléctrico cubano sigue siendo una ruleta, donde cada jornada los ciudadanos se preguntan no si habrá apagón, sino cuántas horas de oscuridad tendrán que soportar.