En el corazón del Valle de los Ingenios, una de las joyas arquitectónicas más emblemáticas de Trinidad vuelve a recibir atención después de años de deterioro. La torre Manaca Iznaga, símbolo de la antigua riqueza azucarera cubana, se encuentra hoy en proceso de restauración.
El proyecto busca recuperar su función original como mirador y garantizar la seguridad de los visitantes. Esto es necesario tras permanecer cerrada durante meses. La intervención se desarrolla en un entorno declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco. Esto refuerza su importancia nacional y mundial.
Las labores, a cargo de la Dirección Municipal de Cultura de Trinidad, se ejecutan con el apoyo de la micro, pequeña y mediana empresa Construcciones ICE, con una inversión cercana al millón de pesos. Según la Agencia Cubana de Noticias, la meta es detener el deterioro de las estructuras de madera afectadas por el paso del tiempo y las condiciones climáticas.
Sustitución de estructuras dañadas
El carpintero Gilberto Hernández explicó que el trabajo incluye la sustitución total de columnas, vigas, pasamanos y peldaños en mal estado. Todos los elementos nuevos se fabrican con maderas preciosas más resistentes y duraderas. Estas son procesadas en los talleres de la mipyme ejecutora.
Las piezas deterioradas, dijo, resultaban imposibles de reutilizar debido a su fragilidad y riesgo estructural. Con la nueva carpintería se busca garantizar que el público pueda subir de forma segura una vez reabierta la torre.
Retos del proceso de restauración
Juan Ramón Buitón, representante de la Dirección Municipal de Cultura, señaló que el principal desafío ha sido trasladar las piezas desde la base hasta los niveles superiores. Debido al estrecho espacio interior, solo pueden trabajar simultáneamente tres o cuatro personas, lo que ralentiza el avance.
El equipo se encuentra actualmente en el sexto nivel y continuará descendiendo a medida que concluya cada tramo. Una vez terminada la sustitución de todos los componentes, se aplicará pintura protectora antes de la reapertura al público, prevista en las próximas semanas.
Patrimonio y memoria del Valle de los Ingenios
La torre Manaca Iznaga, de 45 metros de altura y siete niveles, fue construida entre 1815 y 1830. Su diseño, influenciado por el eclecticismo, la convirtió durante años en la más alta del interior del país. Desde su cima se vigilaban las plantaciones y el trabajo esclavo de los ingenios azucareros. Así lo confirmaron los testimonios históricos recopilados por el investigador Carlos Joaquín Zerquera.
Su restauración no solo busca preservar un monumento, sino también mantener viva la memoria del pasado colonial y esclavista que marcó al Valle de los Ingenios.
Con esta inversión, Trinidad aspira a recuperar uno de sus atractivos más visitados por turistas nacionales y extranjeros, devolviendo funcionalidad a un símbolo de su identidad cultural.