Sheinbaum confirma acuerdo con Estados Unidos para que la Marina mexicana intercepte lanchas cercanas a sus costas

La relación bilateral entre México y Estados Unidos vuelve a concentrar la atención pública tras una declaración reciente de la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum. En medio de un escenario tenso marcado por operaciones militares y preocupación diplomática, el tema de la vigilancia marítima ha resurgido con fuerza.

En las últimas semanas, diversos sectores han seguido de cerca los movimientos de buques y aeronaves estadounidenses en aguas del Caribe y el Pacífico. Aunque la actividad se ha justificado como parte de la lucha contra organizaciones criminales, el alcance de estas operaciones ha generado dudas en México. Esto es debido a sus posibles implicaciones.

A partir del jueves, la mandataria detalló que se alcanzó un acuerdo con autoridades de Estados Unidos. La Marina mexicana será la encargada de interceptar embarcaciones sospechosas cerca de las costas nacionales. Esto aplica incluso si navegan en aguas internacionales. La información fue ofrecida por la propia presidenta durante su conferencia matutina. Ella aseguró que el entendimiento se basa en los tratados vigentes entre ambas naciones. Como referencia, la Agencia AP difundió el contenido de las declaraciones.

Interceptaciones bajo control mexicano

Según explicó Sheinbaum, las agencias estadounidenses, incluido el Comando Sur, pueden compartir información sobre embarcaciones asociadas al tráfico de drogas. No obstante, la acción directa recaería en la Marina mexicana para evitar incidentes. Esto es para evitar tensiones diplomáticas o acusaciones de violación de soberanía. Las conversaciones entre ambos gobiernos no contaron con una fecha detallada, aunque la presidenta afirmó que Washington mostró conformidad “en principio”.

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La postura se produce tras meses de ataques estadounidenses contra presuntas lanchas de los cárteles en zonas alejadas de la costa mexicana. Estas acciones han dejado al menos 75 muertos. Esta cifra ha elevado el nivel de preocupación en el gobierno mexicano, especialmente cuando ocurren a distancias relativamente próximas al territorio nacional.

Preocupación por operaciones estadounidenses

La administración de Donald Trump ha defendido estas ofensivas como parte de un “conflicto armado” contra organizaciones criminales transnacionales. Algunas de estas están vinculadas públicamente, según Washington, a estructuras del gobierno venezolano. Sin embargo, en México existe inquietud por la posible interpretación de estas maniobras como injerencia o riesgo para embarcaciones civiles.

Un episodio reciente intensificó las dudas. A finales de octubre, tras un ataque en el Pacífico a unos 830 kilómetros de Acapulco, la Marina mexicana intervino para intentar rescatar a un sobreviviente. Esto pasó por ser la unidad naval más cercana. Ese hecho generó cuestionamientos sobre si existía coordinación directa con Estados Unidos. Sin embargo, el gobierno mexicano aclaró que se trató de un cumplimiento de los protocolos internacionales de salvamento marítimo.

Ajustes en los protocolos bilaterales

Para evitar incidentes posteriores, México envió a los titulares de Marina y de Relaciones Exteriores a reunirse con el embajador estadounidense en Ciudad de México. La intención fue revisar y mejorar los protocolos para operaciones conjuntas. También se buscó reforzar la idea de que las embarcaciones sospechosas deben ser interceptadas y no atacadas de manera inmediata.

Sheinbaum aseguró que, en fechas recientes, no se han reportado acciones militares estadounidenses cerca de las costas mexicanas. Sin embargo, el despliegue naval en aguas sudamericanas continúa siendo motivo de atención y análisis. El gobierno mexicano insiste en que la cooperación se mantenga dentro de los marcos acordados. También que se eviten decisiones unilaterales que comprometan la seguridad de la región.

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En las próximas semanas podrían conocerse nuevos detalles sobre la implementación operativa del acuerdo. Por ahora, la prioridad declarada de México es mantener el control de sus aguas, evitar escaladas militares y garantizar que las acciones contra el crimen organizado no deriven en tensiones diplomáticas difíciles de manejar.

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