Los apagones en La Habana mantienen en crisis a la emblemática heladería Coppelia, símbolo del imaginario habanero y epicentro del disfrute veraniego en la capital: no hay servicio porque el helado llega derretido. A pesar de tener electricidad en sus instalaciones, el local no está ofreciendo servicio esta semana. ¿La razón? El helado llega derretido desde la fábrica, según reportes de medios locales, como 14ymedio.

«Es una falta de respeto”, reclamó indignada una madre que llegó desde lejos con su hija, solo para encontrarse con las puertas cerradas.

La frustración de los clientes no se limita a la ausencia de servicio. Quienes logran ser atendidos en ocasiones anteriores han denunciado que el helado suele servirse en mal estado, líquido o tibio, muy lejos de su forma ideal.

«Esto es más bien la catedral del suero de helado”, ironizó una clienta que criticaba la decadencia del lugar que, en otros tiempos, fue un ícono nacional. Incluso hasta del cine mundial, con la emblemática película «Fresa y Chocolate». 

Aunque Coppelia contaba con corriente eléctrica, esta semana, según el citado medio, la falta de refrigeración en el transporte y los reiterados apagones en la ciudad han convertido la experiencia de comer helado en una lotería.

Frente al local, un cordón impide el paso, mientras un improvisado punto de venta de galletas, dulces y agua embotellada funciona como un pobre consuelo para quienes esperaban su ansiada bola de chocolate o vainilla o el sabor que haya.

Apagones que derriten el helado en Coppelia y la paciencia de los cubanos

La situación energética en La Habana es crítica y qué decir del resto de las provincias. En zonas como Guanabacoa, los apagones son prácticamente constantes durante la madrugada y el día.

Vecinos reportan cortes desde la medianoche hasta altas horas de la mañana, afectando no solo la conservación de alimentos, sino también el acceso al agua y otros servicios básicos.

«Aquí la quitaron anoche de 12:20 am a 2:00 am y luego de 4:30 am a 7:00 am. Y ahora toca de 11 am a 3 pm”, denunció una residente al medio citado. “Y llevamos sin agua cuatro días”, agregó. 

En febrero de este año, Coppelia ya había cerrado por causas similares. Los vaivenes del servicio eléctrico afectan directamente las neveras donde se almacena el helado, y sin refrigeración, cada bola de helado tiene más de batido tibio que de postre refrescante.

A todo esto se suma la subida de precios, una oferta cada vez más limitada y una reciente reapertura que prometía mejoras, pero que terminó por regresar a la mediocridad habitual.

La heladería, conocida como la “catedral del helado”, parece hoy más una capilla abandonada. Su crisis refleja no solo los efectos del deterioro económico y los apagones en Cuba, sino también la creciente frustración de una ciudadanía que ve cómo incluso los pequeños placeres desaparecen en medio de la escasez.