La escasez crónica de harina de trigo en Cuba ha alcanzado niveles críticos. Ahora anuncian que racionan más el pan de la bodega y mezclarán con yuca, boniato y calabaza para «estirar» más los pocos recursos para producirlo. Al parecer la provincia de Artemisa vive uno de los peores escenarios con la escasez de harin en Cuba. En esta región, el pan normado —uno de los alimentos básicos más esperados por la población— ahora se vende en días alternos y se elabora con mezclas de yuca, boniato y calabaza para estirar la poca materia prima disponible.
La estatal Empresa Alimentaria y de Artículos Varios confirmó al diario oficial El Artemiseño que, ante la imposibilidad de importar los volúmenes mínimos necesarios de harina, se ha recurrido a la producción cooperada con el sector privado.
Gracias a uno de estos convenios, se logró importar 22 toneladas de harina que han permitido mantener activa la producción en algunas panaderías de la provincia del occidente cubano.
Pan racionado en la bodega en Cuba y por turnos en los municipios
Según Osmany de la Paz Acosta, director adjunto de la entidad, el pan normado se distribuye por turnos en los 11 municipios del territorio.
Los días pares, lo reciben Artemisa, Bauta, Caimito, Guanajay y Mariel; mientras que los impares están destinados a Bahía Honda, Alquízar, Candelaria, San Cristóbal, San Antonio de los Baños y Güira de Melena.
Las raciones diarias se mantienen para el Plan Turquino, centros de salud, círculos infantiles, escuelas, centros deportivos, cárceles y hogares de ancianos, donde el abastecimiento es considerado prioridad.
La falta de harina también obligó a buscar soluciones poco ortodoxas.
Algunas panaderías, informó De la Paz, están utilizando «extensores» como purés de viandas —bonito, yuca, calabaza— en sus mezclas. También se estudia la compra de harina de yuca a la Empresa Cítricos Ceiba, a 250 pesos por kilogramo, como alternativa a la tradicional harina de trigo.
Estas innovaciones buscan mantener en pie una cadena de producción que depende de acuerdos con el sector privado y del esfuerzo de trabajadores que, en muchos casos, embolsan galletas por salarios de apenas 2,000 pesos mensuales.
Venta liberada: precios inaccesibles para muchos
A la par del pan racionado, el gobierno autorizó una venta liberada de productos derivados del trigo: pan de 50 gramos a 30 pesos, pan suave de 200 gramos a 110 pesos, fideos a 165 pesos, galletas dulces a 165 y galletas saladas a 370 pesos por bolsa.
Estas ofertas, sin embargo, no están al alcance de todos los bolsillos. La inflación y los bajos salarios dificultan el acceso regular a estos productos, incluso si están disponibles en ferias y puntos de venta del estado.
La situación en la provincia de Artemisa es un reflejo de la profunda crisis alimentaria que vive Cuba, donde el pan, un alimento esencial, actualmente es un bien escaso que se estira con viandas para poder llegar a la mesa de miles de cubanos.
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