La Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA) anunció recientemente nuevos planes de voz y mensajes SMS, pero lejos de entusiasmar a los usuarios, la medida generó una ola de críticas y frustración.Mientras el monopolio de las Telecomunicaciones en Cuba presentó la iniciativa como una opción para “brindar más flexibilidad”, los cubanos insisten en que lo que realmente necesitan es acceso a datos móviles asequibles y un servicio estable.
Según Cubadebate, los nuevos planes, disponibles en la plataforma Transfermóvil, incluyen 80 minutos de llamadas por 480 pesos cubanos y 120 minutos por 690 pesos, además de un paquete adicional de 200 mensajes SMS por 90 CUP.
Aunque los precios pueden parecer accesibles, los clientes no tardaron en expresar su malestar: consideran que las prioridades del monopolio estatal están desconectadas de la realidad tecnológica y económica del país.
“Lo importante es que piensen en los megas”, comentó un usuario en redes sociales. Otros, como Norge, lamentaron que “la disponibilidad de datos es lo que más se necesita y lo que menos se tiene”.
Los cubanos denuncian además tarifas abusivas, cortes constantes, desaparición de saldo y fallos técnicos que nunca son compensados. En un país donde una hora de internet puede costar más que un día de salario.
El malestar se suma a las denuncias de corrupción y falta de transparencia. Según cifras oficiales divulgadas por el primer ministro Manuel Marrero Cruz, ETECSA recauda unos 540.000 dólares diarios, pero la infraestructura sigue deteriorada.
Trabajadores de la empresa admiten que gran parte de la red tecnológica no se ha renovado en más de siete años y que la mitad de las radiobases carecen de respaldo eléctrico, lo que agrava los apagones de señal.
Los usuarios también aseguran que la empresa prioriza la inversión en proyectos gubernamentales y no en mejorar la conectividad del ciudadano común.
A pesar del anuncio de ETECSA, los cubanos mantienen su exigencia principal: datos móviles más baratos, una conexión estable y transparencia en el manejo de un servicio esencial que, lejos de mejorar, parece cada vez más inalcanzable para la mayoría.
