Gobierno cubano celebra inauguración de horno de leña en panadería de Camagüey como “innovación”. Las redes estallan. El gobierno cubano celebró este miércoles la incorporación de un horno de leña en la panadería de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Alimentaria del municipio de Vertientes, en la provincia de Camagüey.
La medida, presentada en redes sociales por el gobierno provincial, se promueve como un ejemplo de “innovación” para garantizar la producción de pan de la canasta familiar normada en medio de la crisis energética que atraviesa la isla.
De acuerdo con declaraciones ofrecidas a Radio Vertientes, la directora de la UEB, Mayelín Borrego Hernández, aseguró que el horno fue construido por los propios trabajadores de la panadería como parte de un plan para “implementar ciencia e innovación” en la elaboración del pan.
Las autoridades confirmaron que el modelo se replicará en la comunidad rural de Los Ángeles antes de que finalice el año.
Aunque el anuncio fue difundido como un logro, la iniciativa refleja la precariedad del sistema. En el siglo XXI, mientras en gran parte del mundo la panificación avanza con hornos eléctricos y tecnologías modernas, en Cuba la “solución” oficial ha sido regresar al uso de la leña como combustible para la producción de un alimento básico.
Durante el acto de inauguración, las autoridades locales calificaron la incorporación del horno como parte de las “proyecciones estratégicas del gobierno” para diversificar servicios en medio de los continuos apagones.
Sin embargo, lo que el gobierno presenta como un hito revela la incapacidad de sostener los servicios esenciales y la dependencia de soluciones improvisadas que retroceden décadas en materia de desarrollo.
No es la primera vez que se implementa una medida de este tipo. En abril, una panadería del municipio Centro Habana recurrió también a hornos de leña para mantener la distribución del pan normado, ante la falta de electricidad y gas.
En la capital, la escasez y los retrasos en la entrega del pan han provocado malestar social, con quejas en barrios como Guanabacoa, Regla, Boyeros y Plaza de la Revolución. La situación se repite en otras provincias, donde los consumidores denuncian irregularidades en el peso del producto y horarios de entrega del «pan nuestro de cada día».