El precio del dólar y el euro en Cuba sigue marcando nuevos récords en el mercado informal de divisas, evidenciando la profunda crisis económica y la escasez de monedas fuertes que atraviesa el país.

Según el índice de El Toque este 15 de mayo, que monitorea en tiempo real el comportamiento del mercado informal de divisas en Cuba, el dólar estadounidense (USD) se cotiza hoy en 370 pesos cubanos (CUP), mientras que el euro (EUR) alcanza los 385 CUP.

Por su parte, el MLC (moneda libremente convertible) se cambia por 260 CUP, el dólar canadiense (CAD) por 230 CUP, y las transacciones mediante Zelle se sitúan en 367 CUP. Cayendo tres peldaños con respecto al día anterior, según el citado reporte diario.

Este escenario confirma la profunda escasez de divisas que padece el Estado cubano, que no cuenta con suficientes reservas para abastecer a la población a través de canales oficiales como CADECA o los bancos.

Ante la imposibilidad de adquirir dólares o euros en bancos o casas de cambio estatales, los cubanos se han visto obligados a recurrir a la compra y venta de divisas en el mercado negro, donde los precios son marcados por la ley de la oferta y la demanda.

Precio del dólar y el euro en Cuba. Consecuencias

La falta de acceso oficial a monedas extranjeras tiene un impacto directo en el día a día de los cubanos, pues muchos servicios, productos básicos y hasta trámites personales requieren pagos en divisas, como sucede con los trámites en la mayoría de las Embajadas, como la mexicana o la española.

A ello se suma la necesidad de emigrar, o comprar pasajes y legalizar documentos, procesos que demandan dólares o euros a precios que solo pueden conseguirse en la economía informal.

El aumento sostenido de las divisas también refleja la pérdida de valor del peso cubano, en un contexto de inflación, escasez y desabastecimiento generalizado.

Mientras tanto, el Estado mantiene una tasa de cambio oficial irrealista, alejada del precio real que rige en la calle, y sin ofrecer alternativas de compra para la población.

Este desequilibrio profundiza la desigualdad social en la isla: quienes tienen acceso a remesas o ingresos en divisas pueden enfrentar mejor la crisis; quienes dependen exclusivamente del salario en pesos cubanos quedan en una situación de mayor vulnerabilidad.

La dependencia del mercado negro, lejos de disminuir, se ha convertido en una necesidad cotidiana para millones de cubanos que buscan sobrevivir ante el colapso de la economía estatal.