La administración del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, finalmente oficializó que desde este mes permitirá más rutas de vuelos desde los Estados Unidos hacia Cuba. Así eliminó las restricciones establecidas por el expresidente Donald Trump. Pero, ¿qué han dicho las aerolíneas comerciales al respecto?

Las restricciones levantadas a inicios de junio por el Departamento de Transporte de EE.UU eliminaron la prohibición de que las aerolíneas estadounidenses y los vuelos chárteres vuelen a las principales ciudades fuera de La Habana, incluidas Camagüey, Cayo Coco, Cayo Largo, Santa Clara, Cienfuegos, Manzanillo, Varadero y Santiago de Cuba.

La administración Biden había anunciado en mayo un plan para levantar una serie de restricciones impuestas por Trump, quien había buscado deshacer los esfuerzos del expresidente Barack Obama, bajo el cual Biden se desempeñó como vicepresidente.

El deseo de Biden es el acercarse a aquella normalización de las relaciones entre Washington y La Habana en lo que se denominó el “deshielo cubano”. Debido a ello el secretario de Estado, Antony Blinken, dijo que el levantamiento de las restricciones de vuelo era lo primero. 

Precisó que esta medida se tomaba “en apoyo al pueblo cubano y en interés de la política exterior de Estados Unidos”. Ese mismo día no estaba claro si alguna aerolínea comercial, como American Airlines o JetBlue planeaba conectar a los nuevos lugares permitidos.

No obstante, el medio “Travel Weekly”, obtuvo declaraciones de la aerolínea norteamericana JetBlue, una de las compañías que antes de las restricciones volaba a varios destinos dentro de la isla. 

La compañía JetBlue señaló a esta web que sigue comprometida con conectar vuelos a Cuba, pero no tiene cambios que anunciar en sus operaciones en Cuba, por el momento. «Evaluamos regularmente nuevas oportunidades en toda nuestra red», añadieron. 

En la campaña electoral de 2020, Biden se comprometió a restaurar algunas medidas de Obama con respecto a Cuba. Las restricciones levantadas hasta la fecha no van tan lejos como el deshielo de la era Obama y no restablecen todas las categorías previamente autorizadas para que los ciudadanos estadounidenses viajen a la isla, pero es un paso valioso para los familiares de un lado y otro del estrecho de la Florida.