Reportes en redes a través de videos, hablan de una nueva ola de protestas en Cuba por los prolongados apagones: cacerolazos y concentraciones en varios barrios de La Habana, también en el oriente cubano. Más detalles de inmediato. Cuba vivió entre la noche del 8 y la madrugada del 9 de diciembre una nueva ola de protestas y cacerolazos motivada por los extensos apagones que afectan al país desde hace semanas.
La Habana se convirtió en uno de los principales epicentros del descontento social, con reportes de manifestaciones en Lawton, Marianao, Alamar, el Cupet de Dolores, Santos Suárez, San Miguel del Padrón, Regla y La Lisa, donde vecinos salieron a las calles golpeando ollas, encendiendo fogatas y exigiendo de manera abierta la restitución del servicio eléctrico.
Los cortes prolongados de electricidad, algunos de más de 12 horas, desencadenaron demostraciones espontáneas que se extendieron también hacia otras provincias, como en Baracoa, Guantánamo.
Incluso estudiantes de la Universidad de Camagüey se unieron al reclamo, evidenciando la magnitud del malestar nacional. Las consignas por “luz, comida y hasta libertad” se escucharon en distintos puntos del país, reflejando el deterioro de las condiciones de vida y la frustración acumulada por la población.
En varios videos grabados por residentes se observa a personas reunidas en las calles, alumbrándose con teléfonos móviles, coreando reclamos y golpeando cacerolas como forma de protesta.
En uno de los momentos más compartidos en redes, los vecinos celebran entre gritos y aplausos el regreso de la electricidad, una escena que resume tanto la precariedad como el espíritu de resistencia presente en muchos barrios cubanos.
La situación ocurre en medio de lo que analistas y organizaciones independientes describen como la peor crisis económica, energética y social en décadas.
El Observatorio Cubano de Conflictos (OCC) registró en noviembre un récord histórico de 1.326 protestas en toda la isla, la mayoría relacionadas con la falta de electricidad, alimentos, medicinas y el creciente deterioro de los servicios básicos.
La combinación de apagones, escasez de combustible y una inflación que no da tregua ha convertido la vida cotidiana en un desafío constante para millones de cubanos que literalmente sobreviven día a día.
