Inicio del juicio a Alejandro Gil: fuertes medidas de seguridad y hermetismo en La Habana hasta el momento. ¿Qué se sabe? El juicio contra Alejandro Gil Fernández, exministro de Economía y Planificación de Cuba, comenzó este martes en un ambiente de máxima seguridad en el municipio Marianao, La Habana.
El proceso se desarrolló en un tribunal militar a puertas cerradas y ha generado gran expectación nacional e internacional, dada la relevancia política del acusado y la gravedad de los cargos en su contra.
Desde primeras horas de la mañana de ayer, el perímetro alrededor del tribunal, ubicado en 100 y 35, fue completamente cerrado al público.
La zona estaba custodiada por efectivos de la Seguridad del Estado, la mayoría vestidos de civil, que controlan los accesos y exigen identificación a quienes permanecen en las inmediaciones, según Cubanet. Incluso una escuela cercana, junto con varias cafeterías y comercios, permanecieron cerrados por orden de las autoridades.
El operativo policial incluyó la presencia de vehículos oficiales, unidades motorizadas y agentes con comunicación directa con el interior del recinto.
Según testigos, la llegada de Gil fue precedida por un notable aumento del movimiento de seguridad, lo que indica el nivel de control impuesto sobre el proceso.
En el lugar también estaban medios de prensa internacional, aunque el acceso al juicio ha sido restringido bajo el argumento de razones de seguridad nacional. Solo la prensa oficial cubana tiene presencia dentro del perímetro autorizado, mientras que los periodistas independientes no pudieron acercarse.
El Tribunal Supremo Popular confirmó que Gil enfrenta cargos de espionaje, malversación, cohecho, falsificación de documentos públicos y actos en perjuicio de la actividad económica. De acuerdo con el artículo 477 de la Ley 143 del proceso penal cubano, los juicios son públicos, salvo cuando existan motivos de seguridad nacional, como ocurre en este caso.
La Fiscalía cubana habría solicitado cadena perpetua para el exministro, según fuentes próximas al proceso.
La hija de Gil, Laura María Gil, denunció públicamente que se le impidió asistir al juicio, mientras que su hermano sí pudo ingresar, lo que ha generado críticas por la falta de transparencia y el control político del caso.
El juicio a Alejandro Gil representa uno de los procesos judiciales más sensibles de los últimos años en Cuba, tanto por su impacto político como por las divisiones que ha evidenciado dentro de la élite gobernante.
