La cercanía de las fiestas no ha traído alivio a muchas mesas cubanas. Al contrario. Para miles de familias, diciembre llega con más preocupación que expectativas, en un contexto donde el dinero rinde cada vez menos y las prioridades se reducen a lo esencial.
No se trata solo de los apagones ni del cansancio acumulado tras meses difíciles. La sensación más extendida es otra: comer se ha vuelto un cálculo diario. Comprar alimentos implica renuncias, ajustes forzados y, en muchos casos, la imposibilidad de mantener tradiciones básicas.
Ese panorama se repite incluso en espacios que durante años fueron vistos como una alternativa más accesible. Las ferias agropecuarias, pensadas para aliviar el bolsillo, hoy reflejan con crudeza la profundidad de la crisis.
Ferias agropecuarias: una opción que ya no garantiza precios bajos
En teoría, estos mercados temporales deberían ofrecer productos a precios más moderados. La venta directa desde el campo y la concentración de ofertas apuntaban a reducir intermediarios y costos.
En la práctica, la experiencia dista mucho de ese ideal. Aunque siguen siendo un punto de referencia para muchos compradores, los precios ya no marcan una diferencia sustancial frente a carretillas o mercados informales.
Parques, avenidas y espacios abiertos vuelven a llenarse de carpas y camiones. Productores estatales, cooperativas y vendedores privados coinciden, pero el impacto real en el bolsillo sigue siendo limitado.
El Parque Trillo y una lista de precios que asusta
Uno de los puntos habituales en La Habana es el Parque Trillo, en Centro Habana. Allí, el pasado fin de semana, los precios volvieron a ser tema central entre compradores.
Algunos de los valores observados fueron claros: arroz a 750 pesos la libra, frijoles a 850, tomate a 200 y ajo entre 80 y 100 pesos la cabeza. El litro de aceite se vendía a 950 pesos.
Los productos de origen animal mostraron cifras aún más difíciles de asumir. El paquete de diez libras de pollo alcanzó hasta 3800 pesos. El cartón de treinta huevos se movió entre 3000 y 3500. La carne de cerdo costaba 850 pesos la libra si era criolla y hasta 1200 si era importada.
Salarios, pensiones y una ecuación imposible
Frente a estos precios, el ingreso promedio ofrece poco margen. El salario medio en el sector estatal no llega a los siete mil pesos mensuales. El salario mínimo y las pensiones están muy por debajo de esa cifra.
Con esos ingresos, basta una compra básica para consumir gran parte del mes. Preparar una comida especial en Navidad se convierte, para muchos, en un lujo inalcanzable.
Incluso recurriendo a las ferias, consideradas las opciones “más económicas”, el resultado no cambia demasiado. La cuenta final supera con facilidad lo que una familia puede asumir sin apoyo externo.
Tradiciones en pausa y mesas más vacías
Las fiestas de fin de año siempre tuvieron un peso simbólico en Cuba. Reuniones familiares, platos especiales y pequeños excesos marcaban una pausa dentro de un año difícil.
Este diciembre, esa imagen se desdibuja. Para muchos hogares, la prioridad es asegurar lo básico. Las tradiciones quedan relegadas frente a una realidad donde el dinero no alcanza y los alimentos escasean o resultan demasiado caros.
Las Navidades pintan negras no solo por la falta de electricidad. También por una mesa cada vez más vacía y por precios que hacen de la comida una preocupación constante, incluso en los días que antes eran de celebración.