En Cuba vuelven a crecer las dudas cada vez que se anuncia un cambio con divisas. La pregunta se repite en la calle y en redes: ¿están preparando el camino para que el dólar sea “oficial”?
En las últimas horas, el Banco Central de Cuba salió a precisar qué significa, en la práctica, una frase incluida en una norma reciente y por qué no equivale a una dolarización total.
Qué dice el Decreto Ley ciento trece y qué no dice
El punto que encendió el debate aparece en el Decreto Ley número ciento trece, publicado en la Gaceta Oficial. El texto autoriza al Banco Central de Cuba a que “otros billetes no emitidos por él tengan curso legal”.
Esa redacción, por sí sola, no convierte al dólar en moneda oficial de forma automática. La propia explicación publicada en el portal del Banco Central insiste en que se trata de una facultad para un uso futuro y circunstancial, no de una proclamación inmediata.
En paralelo, el banco remarca una idea que busca cerrar el tema: el peso cubano se mantiene como la única moneda de curso legal en el país, aunque se reconozca y se ordene el uso de divisas en determinadas operaciones.
Dolarización parcial: el objetivo declarado por las autoridades
Dentro de las explicaciones asociadas al nuevo esquema, las autoridades admiten que el país vive una dolarización parcial. Joaquín Alonso Vázquez lo definió así: “Es una norma que tiene que ver con la dolarización parcial de la economía”.
El planteamiento oficial se apoya en dos metas. La primera, captar más divisas y canalizarlas por vías formales. La segunda, sostener producción y servicios, sin renunciar al discurso de “desdolarización” como horizonte.
En ese paquete aparecen también reglas para cuentas bancarias en divisas y para quiénes pueden operar en ese circuito. Se enfoca en actores económicos, no en la población en general. La lógica, según lo explicado, es ordenar un escenario que ya existe fuera del papel.
¿Qué implica que una moneda extranjera tenga curso legal?
Cuando una moneda extranjera tiene curso legal, el Estado acepta que se use de manera oficial para pagar deudas, impuestos o transacciones internas, junto a la moneda local. En casos extremos, la divisa termina dominando la economía.
Ejemplos regionales suelen mencionarse en estos debates, como Ecuador o El Salvador, donde el dólar estadounidense pasó a ocupar el centro del sistema. Ese tipo de decisión puede frenar inflación y dar estabilidad de precios, pero también tiene costos.
El principal costo es perder control de la política monetaria. La emisión de dinero y las tasas de interés quedan fuera del país, porque dependen del emisor de esa moneda. Además, la convivencia de monedas suele ampliar brechas sociales, porque no todos acceden igual a la divisa.
El Banco Central y el margen real de decisión en Cuba
Otro punto que aparece en el debate es el rol del Banco Central en Cuba. Aunque la norma le concede facultades para regular operaciones en divisas, no funciona como un banco central independiente en términos operativos.
En la práctica, el banco actúa subordinado a decisiones políticas del gobierno y del Partido Comunista. Eso influye en el alcance real de cualquier medida. Y explica por qué una autorización legal no siempre significa un cambio inmediato en la vida cotidiana.
Mientras tanto, la economía cubana ya arrastra distorsiones visibles desde el dos mil veintiuno. Hay múltiples tasas, mercados paralelos y precios que se mueven al ritmo de la divisa. En ese contexto, el anuncio no despeja todas las dudas, pero sí marca una línea: el dólar no ha sido declarado moneda de curso legal hoy, aunque el Estado se reserva la posibilidad de autorizarlo en circunstancias concretas.
