Las imágenes que circulan desde La Habana muestran una escena que resume el estado actual del país: una multitud persiguiendo un camión cargado de arroz. No se trata de un evento aislado, sino de una reacción colectiva marcada por la escasez y el agotamiento de la población.
En la grabación aparecen mujeres, ancianos e incluso niños corriendo detrás del vehículo en un intento desesperado por asegurarse un poco del grano, cada vez más difícil de conseguir cuando se acerca el fin de año.
Un país que se queda sin arroz
El arroz, base de la alimentación cubana, atraviesa uno de sus momentos más críticos. Los reportes de mercados vacíos, ventas irregulares y entregas atrasadas se han vuelto cotidianos. Por eso, cualquier señal de llegada de un camión basta para desatar colas y aglomeraciones.
El video grabado en la capital muestra a decenas de personas rodeando el vehículo, con algunos intentando adelantarse para obtener un puesto en la fila. La escena incluye discusiones entre personas mayores que compiten por avanzar unos centímetros más.
Voces desesperadas en pleno caos
Entre el ruido de la multitud se escuchan frases que reflejan el nivel de desgaste social. Una mujer grita: “Graba y ponlo en Facebook para que vean cómo está esto”, mientras otra anciana, exhausta, dice: “Ya yo no quiero comer arroz”.
Esas frases capturan el sentimiento de una población que lleva años lidiando con carencias crecientes. El hambre no es un concepto abstracto en Cuba; es una realidad diaria que se expresa en filas interminables, discusiones por turnos y carreras detrás de camiones improvisados como puntos de venta.
Una crisis humanitaria no declarada
Aunque el gobierno evita reconocer la magnitud del problema, la situación es evidente. La combinación de desabastecimiento, bajos ingresos y falta de alternativas genera episodios que se repiten de provincia en provincia.
La escena del camión perseguido no sorprende a quienes viven en Cuba, pero sí evidencia ante el resto del mundo el deterioro acelerado del acceso a alimentos básicos y la incapacidad de las estructuras estatales para garantizar un mínimo de estabilidad.
La crisis del arroz no es solo económica. Es una señal del punto al que ha llegado la vida diaria de los cubanos, obligados a correr detrás de un camión para aspirar a completar la comida del día.
Desgraciadamente esa es la triste realidad del diario calvario del cubano que no tiene FE(familia en el extranjero), no es dirigentes, no es militar o no está relacionado con la cúpula gobernante, o sea más de 8 millones de cubanos, a quienes lo único que nos depara el futuro sin alimentos ni medicamentos, sin servicio de electricidad ni agua tristemente es la muerte.