¿Cuba ya no es tan estatal? El sector privado desplaza al estatal en ventas minoristas

Por primera vez desde 1959, el sector privado cubano supera al estatal en el valor de las ventas minoristas.

Un cambio que revela no solo la magnitud de la crisis en el aparato público, sino también el empuje de los emprendedores en un contexto de apertura económica parcial y prolongada escasez.

Ello a pesar de las continuas trabas que persisten desde el aparato gubernamental.

Según datos de la Oficina Nacional de Estadística e Información (Onei), citados por la agencia Reuters, en 2024 el 55 % del valor de las ventas minoristas de bienes y servicios en Cuba —excluyendo los servicios públicos— provino del sector no estatal. Un salto notable si se compara con el 44 % registrado en 2023.

Más privatización, menos oferta estatal

La contracción de un 11 % en el sector estatal durante los últimos cinco años ha dejado un vacío que ahora llena, al menos en parte, la empresa privada.

La falta de productos básicos en las tiendas oficiales, la inflación disparada y los apagones constantes han hecho que los cubanos recurran cada vez más a negocios particulares, donde la oferta es más variada pero también más costosa.

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Los orígenes de este proceso no son nuevos. Ya en 1991, tras el colapso de la URSS, se permitió de forma limitada el trabajo por cuenta propia.

En 2008, con la llegada de Raúl Castro al poder, comenzó una expansión más visible de esta vía.

Desde 2021, con la legalización de las mipymes, el fenómeno se amplificó, aunque no sin contradicciones internas dentro del sistema.

Aunque el propio Castro ha cuestionado más de una vez el modelo de comercio capitalista negando que se vaya a imponer en Cuba.

Algo que muchos han interpretado comno lo que es «una libertad con límites muy estrechos para los emprendedores».

“Es más caro, pero es lo que hay”

Para el economista Omar Everleny, esta supremacía en términos de valor no implica que el sector privado esté vendiendo más productos en volumen, sino que lo hace a precios mucho más altos.

Aun así, sostiene que es una tendencia inevitable, dado que “el Estado tiene poco efectivo para importar bienes”, mientras que los privados “son más flexibles”.

En palabras del propio Gobierno, el sector privado ya no es visto como enemigo.

El ministro de Economía y Planificación, Joaquín Alonso, reconoció en julio que los actores económicos no estatales están “avanzando” y que la intención no es enfrentarlos, sino “orientarlos adecuadamente”.

Exportaciones privadas superan los mil millones

Los datos más recientes refuerzan esta tendencia: durante el primer semestre de 2025, las importaciones del sector privado superaron los 1,000 millones de dólares, un incremento del 34 % respecto al mismo período del año anterior.

Mientras tanto, las importaciones totales del país cayeron, lo que confirma el papel creciente de los privados en el abastecimiento de bienes de consumo.

Sin embargo, el ministro Alonso aclaró que muchas empresas estatales dejaron de reportar pérdidas, no por eficiencia, sino por el aumento de los precios.

El crecimiento se estanca

A pesar de este auge, la creación de nuevas mipymes se ha frenado. Oniel Díaz, de la empresa de servicios Auge, señaló a IPS que entre 2021 y 2023 se aprobaban unas 100 mipymes cada semana. Desde mediados de 2024, esa cifra ha caído a niveles mínimos.

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Esto, afirma, no solo limita la competencia, sino que perpetúa la concentración del mercado en pocas manos.

Cientos de solicitudes permanecen sin respuesta, incluso después de más de un año de espera, lo que impide que nuevos emprendedores ingresen al ecosistema.

El destacado economista cubano Pedro Monreal ha alertado desde su cuenta en X que “el estancamiento del número de mipymes en Cuba plantea un problema para la anunciada ley de empresas estatales”, a partir de la necesidad de que exista un mayor sector privado capaz de absorber el desempleo que esta normativa generaría.

¿Y ahora qué?

Pedro Monreal, investigador y economista, advirtió que este freno representa un desafío serio para el futuro.

Si se planea una reestructuración de las empresas estatales con posible reducción de empleo, debe existir un sector privado robusto que pueda absorber a esos trabajadores.

Sin embargo, si se congela el número de negocios autorizados, no habrá espacio para esa transición.

Hoy, alrededor de 1,6 millones de personas trabajan en el sector privado en Cuba, de los 4 millones que conforman la fuerza laboral total.

Aunque todavía minoritario en términos de empleo, el peso del emprendimiento privado en el valor de las ventas demuestra que el modelo cubano está cambiando, más por necesidad que por voluntad política.

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