Una enfermera del Hospital Provincial Celia Sánchez Manduley, en Manzanillo, fue detenida cuando intentaba salir del centro sanitario con medicamentos e insumos robados.
El hecho, reportado inicialmente en la página de Facebook “Entérate con Aytana Alama”, vuelve a poner bajo la lupa el deterioro del sistema de salud pública en Cuba, en un momento marcado por desabastecimiento y falta de transparencia institucional.
Jeringuillas, sueros y ampollas entre los productos incautados
Según la publicación, la mujer fue interceptada por el personal de seguridad del hospital y oficiales del Ministerio del Interior justo después de terminar su turno.
En su poder llevaba bulbos de omeprazol, ámpulas inyectables de furosemida, dipirona y metoclopramida. También tabletas en blíster, decenas de jeringuillas desechables, equipos médicos y varias bolsas de suero.
Las imágenes compartidas muestran el volumen y la variedad de los productos, lo que sugiere que se trataba de una operación sistemática, más que de un robo puntual.
El perfil no reveló la identidad de la enfermera, pero la calificó de “simuladora” y pidió su destitución inmediata y un castigo ejemplar.
No es un caso aislado: otros antecedentes recientes
En marzo de este mismo año, otro enfermero del hospital Abel Santamaría Cuadrado, en Pinar del Río, fue sorprendido robando medicamentos para comercializarlos junto a una cómplice.
Y en abril, fue desarticulada una farmacia ilegal en Cumanayagua, Cienfuegos, donde se vendían productos sustraídos del sistema estatal.
Estos episodios se suman a una larga lista de incidentes que muestran cómo la escasez de medicamentos y la falta de control interno están alimentando un mercado negro cada vez más amplio y peligroso para la población.
El sistema sanitario en estado crítico
Durante las recientes sesiones de la Asamblea Nacional, el ministro de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda, admitió que el sistema cubano solo cubre el 30 % del cuadro básico de medicamentos.
La mayoría de los hospitales enfrenta escasez crónica de recursos, deterioro en sus infraestructuras y una creciente desmoralización del personal sanitario.
En ese contexto, los robos y desvíos de medicamentos no son solo actos individuales, sino reflejo de una estructura descompuesta.
A pesar del discurso oficial, la percepción popular apunta a una corrupción institucionalizada y a la impunidad de ciertos funcionarios que permiten, o incluso facilitan, estas prácticas.
Entre la desesperación y el silencio oficial
Ninguna institución oficial ha confirmado el hecho. Tampoco se han anunciado medidas estructurales para frenar el robo de insumos ni para garantizar que los medicamentos lleguen a quienes los necesitan.
La población, por su parte, continúa buscando en la calle lo que no encuentra en las farmacias. Mientras pierde confianza en un sistema que ya no parece capaz de proteger ni siquiera lo esencial.
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2 comentarios
Graciela
La venta de medicamentos en las calles es una práctica normal, habitual, en Santiago de Cuba e imagino que sea en TODO el país igual , y quién o quiénes deben tomar cartas en el asunto????