Nadie está a salvo: cubana con más de 30 años en Estados Unidos recibe orden de deportación. «Tienes 90 días para irte»

Yelenis Pérez, una cubana de 63 años residente en Tampa, Florida, ha recibido una orden de deportación tras más de tres décadas viviendo en Estados Unidos. La noticia, que cayó como un mazazo para su familia, fue comunicada el 14 de julio durante su más reciente cita con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).

Durante 27 años trabajó en la Universidad de Tampa, y ha construido en suelo estadounidense su vida, su hogar y su familia. Está casada, tiene dos hijos y dos nietos. Pero a pesar de todo ese arraigo, ahora enfrenta una cuenta regresiva: tiene 90 días para abandonar el país.

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De orden diferida a salida obligatoria

Durante más de 10 años, Yelenis había sido beneficiaria de una orden de deportación diferida. No obstante, esa situación cambió radicalmente en su última cita migratoria, en la que se le comunicó que, bajo las nuevas políticas migratorias de la administración de Donald Trump, debía abandonar el país.

El funcionario de ICE que la atendió le dio instrucciones claras: presentar un pasaje de salida y un pasaporte válido antes del 14 de octubre de 2025. Pero Yelenis enfrenta un obstáculo grave: su pasaporte cubano está vencido y, según la normativa vigente desde abril, el gobierno cubano no permite el ingreso de ciudadanos con pasaportes vencidos.

Sin país al que regresar

“No pensé que esto me iba a pasar, he estado aquí toda mi vida”, dijo entre lágrimas en una entrevista con el medio Tampa Hoy. Su mayor angustia es por sus nietos, quienes dependen de ella diariamente. “¿Qué va a pasar con ellos sin mí?”, se pregunta.

La situación la coloca en un limbo: Estados Unidos exige que se vaya, pero Cuba no la acepta. Y sin un documento válido, no puede viajar a ningún otro país.

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Apelación desesperada a Trump

Con el tiempo en su contra, Yelenis ha apelado directamente a la administración Trump en busca de una solución. “Si hay un perdón para mí, que me lo den. Yo sigo aquí como he estado, nunca he fallado”, dijo, esperando que su historia de esfuerzo, estabilidad familiar y compromiso laboral sea tomada en cuenta como parte de una revisión humanitaria.

Su caso pone en evidencia cómo las nuevas medidas migratorias pueden afectar incluso a personas que han vivido décadas en Estados Unidos, con vínculos sólidos, sin antecedentes penales y sin haber representado nunca un problema para las autoridades.

Un mensaje de alerta para miles de inmigrantes

La historia de Yelenis resuena con fuerza entre cubanos amparados por órdenes de deportación diferida, beneficiarios de parole humanitario, CP1, 1220 A y B, e incluso aquellos con casos de asilo en proceso. La reciente ofensiva migratoria anunciada por la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, parece indicar que ningún caso será considerado intocable bajo las nuevas directrices.

Lo que antes parecía una excepción estable, hoy puede transformarse en una orden de salida definitiva. Yelenis lo resume con una frase simple pero poderosa: “Nunca pensé que esto me pasaría a mí”.

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