Pedro Monreal cuestiona la nueva tasa flotante del Banco Central y alerta sobre la fragmentación cambiaria

El anuncio del Banco Central de Cuba no pasó inadvertido entre los economistas. Aunque el Gobierno presentó la medida como un paso necesario, las primeras reacciones apuntan a dudas profundas sobre su alcance real.

La reforma introduce cambios, pero también deja intactos elementos clave del sistema cambiario actual. Para algunos analistas, más que una corrección de fondo, se trata de un ajuste parcial que posterga decisiones estructurales.

En ese contexto, las valoraciones críticas comenzaron a aparecer pocas horas después del anuncio oficial, centradas en lo que se hace y, sobre todo, en lo que se evita.

Un tercer segmento que no elimina los anteriores

Desde este 18 de diciembre, el Banco Central de Cuba activó un tercer segmento cambiario con una tasa flotante diaria. Esta tasa será gestionada por la propia institución y estará determinada por la oferta y la demanda dentro del mercado oficial.

Sin embargo, el nuevo segmento no sustituye a los ya existentes. Se mantienen las dos tasas fijas: una de uno por veinticuatro para personas jurídicas y otra de uno por ciento veinte para personas naturales. El resultado es un sistema con tres tasas oficiales coexistiendo de manera simultánea.

Según la ministra presidenta del Banco Central, Juana Lilia Delgado Portal, la decisión busca recuperar la convertibilidad del peso cubano, reducir distorsiones y combatir la informalidad, avanzando de forma gradual hacia una futura convergencia cambiaria.

El argumento oficial de la gradualidad

El Banco Central reconoce que la coexistencia de múltiples tasas es un problema estructural, pero descarta una unificación inmediata. La justificación oficial apunta al riesgo de una devaluación brusca con efectos inflacionarios severos sobre la población.

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Por ese motivo, se opta por mantener los segmentos fijos como un supuesto escudo para proteger operaciones consideradas básicas y sensibles, como medicamentos, combustibles, energía eléctrica, transporte público y canasta básica.

El nuevo segmento flotante estaría orientado a incentivar la entrada de divisas, permitir ventas a precios más competitivos y reducir las presiones del mercado informal, especialmente en el sector exportador.

La crítica de Pedro Monreal

Para el economista cubano Pedro Monreal, el anuncio confirma más de lo que corrige. En su análisis, la incorporación de una tasa flotante se hace sobre un régimen que ya nació distorsionado.

Monreal subraya que las dos tasas fijas oficiales están profundamente sobrevaluadas, en especial la de uno por veinticuatro, lo que afecta directamente la competitividad de la economía cubana. A su juicio, este diseño lastra el desempeño exportador y limita la sustitución de importaciones.

El economista considera que la reforma posterga la unificación cambiaria y obliga a pensar en futuras devaluaciones, aunque el Gobierno evita precisar cuándo y cómo se produciría una convergencia real.

Dudas sobre el enfoque gradual

Otro punto señalado por Monreal es la falta de claridad del llamado enfoque gradual. Según advierte, no se define una meta final, ni un calendario, ni las etapas concretas del proceso.

El argumento de que una unificación abrupta sería dañina no basta, sostiene, para justificar un esquema permanente de múltiples segmentos. Desde su perspectiva, una unificación acompañada de devaluaciones progresivas habría sido una alternativa más coherente.

La tasa flotante y sus efectos reales

Sobre la nueva tasa flotante, Monreal reconoce que podría tener efectos mixtos en el poder adquisitivo de quienes participen en ese mercado. Será, previsiblemente, el componente que concentre mayor atención entre los hogares.

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No obstante, insiste en que el problema central no está en la tasa flotante, sino en la persistencia de tasas fijas irreales que distorsionan los precios relativos en toda la economía.

A la espera de las normas que serán publicadas en la Gaceta Oficial, el economista considera prematuro evaluar el impacto completo de la medida. En particular, queda por ver si exportadores y oferentes de divisas podrán vender realmente a precios competitivos.

Mientras tanto, la economía cubana suma una nueva capa a un sistema cambiario fragmentado que sigue sin ofrecer un horizonte claro de ordenamiento monetario.

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