Cuba confirma muertes por arbovirosis en medio de un brote que se agrava.
La situación sanitaria en Cuba volvió a colocarse en primer plano tras nuevas declaraciones oficiales. En varios territorios aumentaron los reportes de febriles y síntomas asociados a enfermedades transmitidas por mosquitos.
Las familias han mostrado preocupación y buscan atención médica en un escenario cada vez más tenso.
Los casos sospechosos han crecido en zonas urbanas y rurales. En muchas comunidades se percibe un ambiente de alerta que ya no puede ocultarse. Los centros de salud enfrentan jornadas con alta demanda.
La primera confirmación oficial de fallecidos
Durante una intervención televisiva, la viceministra de Salud Pública, Carilda Peña, confirmó que ya se registran muertes vinculadas a chikunguña y dengue. Explicó que el país reportó 33 fallecidos en total. Hasta ahora, las autoridades no habían revelado esta información.
Peña detalló que 21 personas murieron por chikunguña, incluidos 14 menores de edad. Señaló además 12 fallecidos por dengue, con siete menores entre ellos. La funcionaria describió que estas enfermedades “están causando mucho padecer” y pidió extremar cuidados. “Alertamos al cuidado de la familia, de los niños”, insistió.
Un brote que creció de forma acelerada
Según datos del Ministerio de Salud Pública, la última semana dejó 5.717 nuevos casos de chikunguña. El acumulado del brote alcanza 38.938 contagios, casi la mitad solo en noviembre. Actualmente existen 93 pacientes en estado grave, y la mayoría son menores.
La viceministra indicó que el dengue está presente en 14 provincias. Sin embargo, no ofreció cifras actualizadas del comportamiento de la enfermedad. También señaló que no se identificaron nuevos casos de oropouche en los días previos.
Como ocurrió durante los momentos más delicados de la COVID, muchos comentarios de calle y reportes ciudadanos hablan de cifras más altas que las recogidas de manera oficial.
En numerosas comunidades se comenta que algunos fallecimientos se atribuyen a otras causas puntuales cuando, en realidad, fue el cuadro viral el que agravó la condición del paciente.
Esa diferencia entre percepción social y estadística oficial vuelve a abrir el debate sobre el alcance real de la epidemia.
Mayor presión en un sistema con menos recursos
El Gobierno reconoció el 12 de noviembre que Cuba enfrenta una epidemia de chikunguña y dengue.
Los primeros casos surgieron meses antes y el avance del brote coincidió con fuertes limitaciones materiales.
La capacidad de fumigar se ha reducido, los test diagnósticos son insuficientes y faltan medicamentos en hospitales y policlínicos.
En barrios de distintas ciudades se reporta presencia constante de mosquitos. La falta de saneamiento, la acumulación de desechos y las lluvias recientes han favorecido la proliferación de criaderos.
Entre quienes se hicieron eco de la confirmación oficial apareció también el periodista oficialista Lázaro Manuel Alonso, jefe del sistema informativo de la televisión cubana, quien compartió la noticia en su perfil de Facebook y generó más comentarios sobre la gravedad del escenario.
La confirmación de muertes, sobre todo entre menores, aumenta la preocupación pública.
El país enfrenta una epidemia en un contexto de recursos limitados y con un volumen creciente de pacientes que buscan atención en medio de un sistema sanitario muy presionado.
A ver si así la gente se pone las pilas y deja de esperar que las cosas caigan de el cielo. Si cada uno vigilara que en su casa no haya larvas otro gallo cantaría. Ah no, pero es más fácil sentarse en el contén de la acera a esperar que el gobierno fumigue, que mande a chapear(pero no a mi ) y así sucesivamente. Al final los muertos los ponemos todos por imbéciles de esperar que otro haga.