La próxima administración de Donald Trump ya tiene definida la ciudad donde comenzará su plan de deportaciones masivas, una de sus principales promesas de campaña. Esta estrategia apunta a reforzar las políticas migratorias con un enfoque más rígido, priorizando la expulsión de migrantes con antecedentes criminales y miembros de pandillas.

Tom Homan, designado como responsable de la política migratoria del futuro gobierno, confirmó que las operaciones iniciarán el 21 de enero de 2025. Apenas un día después de la toma de posesión de Trump. Homan, quien lideró el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) durante el primer mandato de Trump, explicó que los agentes estarán desplegados estratégicamente en la ciudad elegida.

La localidad seleccionada para el inicio de este plan es Chicago, reconocida como una de las principales «ciudades santuario» en Estados Unidos. Durante una visita a la Ciudad de los Vientos, Homan declaró: «Vamos a empezar aquí mismo. Si el alcalde no quiere colaborar, puede hacerse a un lado».

Las ciudades santuario en el centro del debate

Chicago, junto con otras ciudades como Nueva York, Los Ángeles y San Francisco, está en la mira del próximo gobierno debido a sus políticas que protegen a inmigrantes indocumentados. Estos territorios limitan la cooperación con las autoridades federales. Trump y Homan han señalado su intención de retirar recursos federales a las ciudades que se nieguen a colaborar en el cumplimiento de las nuevas políticas de inmigración.

Según Homan, estas jurisdicciones han creado un entorno que facilita la entrada y permanencia de inmigrantes sin documentos. Sin embargo, defensores de los derechos de los migrantes argumentan que estas políticas protegen a personas sin antecedentes penales graves y promueven comunidades más seguras.

Temores en las comunidades inmigrantes

El anuncio ha generado preocupación entre las comunidades inmigrantes que temen un recrudecimiento de las tácticas aplicadas durante el primer mandato de Trump. Durante esa administración, el ICE implementó medidas como la política de «tolerancia cero», que provocó la separación de familias en la frontera, una acción que desató protestas a nivel nacional y fue revertida en 2018.

Aunque Homan aseguró que las nuevas medidas serán ejecutadas de forma «planificada y humana», organizaciones pro inmigrantes temen que las deportaciones masivas agraven la inseguridad y la separación familiar. Las acciones que comiencen en Chicago podrían ser el preludio de una expansión a otras ciudades. Marcarían una nueva etapa en la política migratoria de Estados Unidos.