Donald Trump está enfermo. Así lo confirmó la Casa Blanca tras días de especulaciones por las imágenes del presidente con signos visibles de malestar físico durante su última aparición pública.

Aunque el parte oficial sostiene que su estado general es «excelente», lo cierto es que el diagnóstico ha generado inquietud.

Médicos del equipo presidencial decidieron realizar un chequeo de urgencia después de que se observaran signos preocupantes en la final del Mundial de Clubes, donde Trump asistió junto al presidente de la FIFA y otras personalidades.

Allí, además de caminar con dificultad, se le vio con las manos amoratadas y los tobillos visiblemente inflamados.

El informe médico reconoce que el mandatario, de 79 años, presenta una condición crónica que, aunque catalogada como benigna, puede afectar la calidad de vida y, en casos avanzados, limitar la movilidad.

Se trata de insuficiencia venosa crónica (IVC), una dolencia vascular común en personas mayores, provocada por el deterioro de las válvulas que regulan el flujo sanguíneo en las piernas.

Hinchazón, hematomas en las manos y una ligera cojera encendieron las alarmas en redes sociales y medios internacionales.

Evaluaciones médicas y síntomas visibles

Según detalló el médico presidencial, Sean Barbarella, Trump fue sometido a un examen completo que incluyó ecografías doppler, análisis de sangre, estudios de coagulación y marcadores cardíacos.

“No hay signos de trombosis venosa profunda, insuficiencia cardíaca, renal o enfermedades sistémicas”, puntualizó Barbarella, quien aseguró que el presidente “goza de excelente salud general”.

No obstante, las imágenes captadas en el evento deportivo mostraban claramente señales de malestar.

La Casa Blanca atribuyó los hematomas a una «irritación leve de los tejidos blandos» causada por los frecuentes apretones de manos y el uso diario de aspirina, parte de su régimen preventivo cardiovascular.

Qué es la IVC y cómo afecta

La insuficiencia venosa crónica se produce cuando las venas no logran retornar eficientemente la sangre al corazón, especialmente desde las extremidades inferiores.

El resultado suele ser acumulación de sangre en las piernas, hinchazón, pesadez, dolor y, en muchos casos, aparición de várices. Es más común en personas mayores, sedentarias u obesas, y tiende a empeorar con el tiempo si no se trata adecuadamente.

Aunque no se trata de una enfermedad grave en sí misma, la IVC puede derivar en complicaciones si no se controla, especialmente en adultos mayores.

Por ello, expertos como el cardiólogo Bernard Ashby advirtieron que la clave está en identificar la causa subyacente. “Que sea común no significa que deba minimizarse”, comentó en CNN.

Trump, la salud y la imagen pública

La portavoz Karoline Leavitt recordó que Trump se sometió a su primer examen físico de este mandato en abril, y que la Casa Blanca publicará los resultados completos.

“El presidente no presenta ninguna molestia, trabaja sin descanso, y ustedes lo ven a diario”, señaló ante los periodistas.

El tema de la salud presidencial vuelve así al centro del debate en Estados Unidos, especialmente tras las recientes noticias sobre el cáncer de Joe Biden y las críticas cruzadas entre partidos.

Trump, el presidente de mayor edad en la historia del país al asumir el cargo, ha dicho en reiteradas ocasiones que no fuma, no bebe y que prefiere el fast food.

En una de sus declaraciones más recientes, incluso afirmó que pidió a Coca-Cola que reemplace el jarabe de maíz por azúcar de caña.

El diagnóstico de IVC no pone en duda su capacidad para gobernar, pero añade presión sobre un entorno político cada vez más atento a cada paso, gesto o dolencia del mandatario.