Agosto se fue, y con él también las vacaciones de millones de familias en Estados Unidos.
Septiembre trae consigo la vuelta al trabajo, la rutina escolar y ese ambiente particular en el que el verano parece resistirse, pero al mismo tiempo empieza a ceder espacio a otra etapa.
Las playas ya no están tan llenas, los aeropuertos se vacían poco a poco y las carreteras pierden el tráfico intenso de los viajes vacacionales.
Aunque las clases comenzaron en varios estados desde mediados de agosto, septiembre marca el verdadero regreso a la vida cotidiana.
Las oficinas recuperan su ritmo habitual y muchos trabajadores vuelven ajustar sus relojes para llegar temptrano a sus puestos después de un descanso breve.
El calendario avanza, y con él también la percepción de que los días van cambiando, de que algo está por ocurrir.
Quienes madrugan lo notan: las mañanas ya no son tan luminosas como en julio. Quienes disfrutan de las tardes descubren que la luz empieza a retirarse un poco antes.
Es una señal silenciosa de que nos acercamos, paso a paso, a ese momento del año en el que los relojes vuelven a ser protagonistas.
El fin del verano no se mide solo en temperaturas, sino también en costumbres.
Las barbacoas en el patio se hacen menos frecuentes, las piscinas se van cerrando y las familias ya piensan más en el regreso a la rutina que en escapadas a la playa.
Todo esto genera la sensación de que el cambio de hora se está acercando como si septiembre fuera la antesala natural de ese ajuste.
¿Cuándo cambia la hora en Estados Unidos?
Los días parecen acortarse, las tardes refrescan antes y en las conversaciones surge la misma pregunta: ¿ya toca atrasar los relojes?
Esta incertidumbre es común en septiembre, porque la transición entre estaciones siempre despierta la duda de cuándo exactamente termina el horario de verano.
Cada semana que pasa nos acerca un poco más a ese domingo esperado. Un día en el que, de madrugada, la rutina se interrumpe para atrasar los relojes y comenzar con un horario distinto.
Una tradición que muchos esperan con impaciencia porque marca el final del horario de verano y el inicio de días más cortos, con atardeceres prematuros que anticipan el invierno.
En este 2025 no es la excepción. Septiembre actúa como recordatorio de que el cambio está en el horizonte, aunque todavía no haya llegado.
El país entero se prepara poco a poco para ajustar sus relojes, y esa preparación se siente en el ambiente, como parte del ciclo natural que cada año acompaña al final del verano.
¿Por qué se cambia la hora en Estados Unidos?
El horario de verano, conocido como Daylight Saving Time, nació como una estrategia para aprovechar mejor la luz natural y reducir el consumo de energía.
La idea era que, al mover los relojes, las personas aprovecharan más horas de sol y gastaran menos electricidad.
Con el tiempo, más que una medida económica, se convirtió en una tradición arraigada en la vida estadounidense.
El cambio no está exento de polémica. Para algunos, perder o ganar una hora altera el sueño y afecta la salud.
Para otros, representa una oportunidad de disfrutar de más horas de luz en ciertas temporadas. Lo cierto es que, año tras año, la discusión se repite, pero la práctica se mantiene.
¿Cuándo cambia la hora en 2025?
En Estados Unidos, el fin del horario de verano llegará este año el domingo 2 de noviembre de 2025.
Esa madrugada, a las 2:00, los relojes deberán atrasarse una hora para dar inicio al horario estándar. Desde entonces, los días se sentirán más cortos, con amaneceres tempranos y anocheceres que llegarán mucho antes.
Así, aunque septiembre transmite la sensación de que el cambio está cerca, todavía faltan varias semanas.
Hasta entonces, los relojes seguirán igual, mientras el país se despide del verano y se prepara para una nueva etapa marcada por mañanas más luminosas y tardes más breves.