Santa Lucía, la santa de la luz y la vista que hoy veneran millones de fieles en el mundo

Cada 13 de diciembre, la Iglesia católica, la ortodoxa y la luterana recuerdan a Santa Lucía, una joven cristiana que murió martirizada a comienzos del siglo IV y cuya historia quedó ligada para siempre a la defensa de la fe y a la protección de la vista. Aunque su devoción en Cuba no alcanza la magnitud popular de San Lázaro, la Virgen de la Caridad del Cobre o Santa Bárbara, sigue siendo una figura respetada y venerada dentro de la comunidad católica cubana.

Nacida en Siracusa, en la actual Italia, Santa Lucía es hoy patrona de los ciegos, de los pobres, de los niños enfermos y de numerosos oficios. Su nombre continúa presente en oraciones, tradiciones religiosas y celebraciones que se extienden por Europa, América y otras regiones del mundo.

Orígenes y vida de Santa Lucía

Lucía nació en el año 283 en Siracusa, ciudad que entonces pertenecía a la provincia romana de Sicilia. Provenía de una familia noble y acomodada. Era hija de Eutiquia y, según la tradición romana, su padre pudo llamarse Lucio, de quien habría heredado su nombre.

Desde joven fue educada en la fe cristiana y tomó una decisión poco común para su época: consagrar su vida a Dios y hacer voto de virginidad. Esta elección marcaría de forma definitiva su destino.

La promesa, la denuncia y el inicio de la persecución

Según la tradición, su madre estaba gravemente enferma y deseaba que Lucía se casara antes de morir. Ambas peregrinaron a la tumba de Santa Águeda de Catania y, tras la curación de Eutiquia, Lucía logró que su madre aceptara su consagración religiosa y la donación de su fortuna a los pobres.

El prometido, al verse rechazado, la denunció ante el procónsul Pascasio por ser cristiana, en pleno período de persecución bajo el emperador Diocleciano. Esta acusación desencadenó su arresto y posterior martirio.

El martirio y las versiones históricas

Los relatos hagiográficos, tanto griegos como latinos, coinciden en lo esencial. Lucía se negó a realizar sacrificios a los dioses paganos y proclamó públicamente su fe cristiana. Fue sometida a varios suplicios y finalmente ejecutada en el año 304, cuando tenía apenas 21 años.

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El relato griego afirma que quedó ciega, mientras que la versión latina sostiene que le arrancaron los ojos durante el martirio. De ahí su asociación directa con la vista y la famosa expresión popular: “Que Santa Lucía te conserve la vista”.

¿Por qué Santa Lucía es patrona de la vista?

La relación de Santa Lucía con la protección de los ojos tiene varios orígenes. Uno de ellos es la tradición sobre su martirio. Otro, de carácter simbólico, proviene de la etimología de su nombre, vinculado al término latino lux, que significa luz.

Existen también leyendas medievales que relatan que, aun sin ojos, Lucía podía ver, reforzando su condición de protectora de la visión y de la luz espiritual.

Devoción actual y significado en Cuba y el mundo

Santa Lucía es patrona de los pobres, los ciegos, los niños enfermos y de múltiples profesiones como electricistas, fotógrafos, modistas, sastres, fontaneros y escritores. En España, el 13 de diciembre se celebra el día de modistas y sastres, especialmente en Valencia.

En Cuba, aunque su culto no es masivo, sí está presente en la sociedad católica, donde es recordada cada año como símbolo de fe, sacrificio y esperanza. Hoy, millones de fieles en todo el mundo le rinden homenaje, manteniendo viva una devoción que ha sobrevivido durante más de mil setecientos años.

Oraciones a Santa Lucía

Santa Lucía, que de la luz recibiste tu nombre, a Ti confiadamente acudo para que me alcances la luz celestial que me preserve del pecado y de las tinieblas del error.

También te imploro me conserves la luz de mis ojos, con una abundante gracia para usar de ellos según la voluntad de Dios.

Haz, Santa Lucía, que, después de haberos venerado y haber agradecido este ruego, pueda finalmente gozar en el Cielo de la luz eterna de Dios.

¡Oh bienaventurada y amable Santa Lucía!, universalmente reconocida por el pueblo cristiano como especial y poderosa abogada de la vista; llenos de confianza a ti acudimos pidiéndote la gracia de que la nuestra se mantenga sana y que el uso que hagamos de nuestros ojos sea siempre para bien de nuestra alma, sin que turben jamás nuestra mente objetos o espectáculos peligrosos, y que todo lo sagrado o religioso que ellos vean se convierta en saludable y valioso motivo de amar cada día más a nuestro Creador y Redentor Jesucristo, a quien, por tu intercesión, oh protectora nuestra, esperamos ver y amar eternamente en la patria Celestial. 

Oh Dios, nuestro Creador y Redentor, escucha nuestras plegarias con misericordia al venerar Tu sierva Santa Lucía, por la luz de la fe que derramaste sobre ella. Con Tu bondad, danos la capacidad de aumentar y preservar esa misma luz en nuestras almas, para que podamos evitar el mal, hacer el bien y aborrecer la ceguera y la obscuridad producto del mal y del pecado. Confiando en Tu bondad, Oh Dios, humildemente te pedimos, por la intercesión de Tu sierva Santa Lucía, que nos brindes perfecta visión a nuestros ojos, para que puedan servir a Tu honra y gloria, y por la salvación de nuestra alma en este mundo para gozar de la luz perenne del Cordero de Dios en el Paraíso. Santa Lucía, Virgen y mártir, escucha nuestras plegarias y atiende nuestras peticiones. Amén.

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