Durante décadas miles de cubanos se beneficiaron de los privilegios singulares que ofrecía Estados Unidos a quienes “huían del régimen comunista”. Pero en los últimos tiempos esa realidad ha cambiado considerablemente, y algunos expertos consideran que en un futuro los cubanos podrían perder todo trato diferenciado.

El gobierno norteamericano del presidente Donald Trump ha sido consecuente con lo dicho durante su campaña electoral, y ha actuado de manera implacable, y como ninguna otra administración de las últimas décadas, contra los inmigrantes latinoamericanos. Pero lo más llamativo es que el actual presidente republicano también ha tenido una política recia para con los cubanos, algo que resulta muy inusual.

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Los números hablan por sí solos: desde que comenzó su presidencia Donald Trump, han aumentado considerablemente las deportaciones de cubanos a la isla.

Ni siquiera tras terminarse la Guerra Fría, con el descalabro soviético, los presidentes estadounidenses les negaron a los cubanos emigrantes la posibilidad de asilarse en los Estados Unidos. “Pero ahora Trump va mucho más lejos, y lo peor es que no encuentra un contrapeso entre las figuras determinantes dentro de la comunidad cubanoamericana en Estados Unidos”, explico T. Hudson profesor de la Universidad Estatal de Florida.

El experto se refiere en particular al silencio de algunos congresistas como Marco Rubio, a quienes hasta el momento parece no interesarles el destino de miles de cubanos varados en México o los 5000 que han recibido ya una orden de deportación.

“Ciertamente el mayor tropiezo para los emigrantes cubanos lo constituyó la suspensión de la política de pies secos, pies mojados mediante la cual los isleños podían optar sin contratiempos por la residencia en los Estados Unidos. Y la suspensión de esa política estuvo a cargo de Barack Obama, pero nadie sensato descartaría que Trump hubiese hecho lo mismo”, argumenta el experto.

Para apoyar sus consideraciones reflexiona en cómo Trump le ha dado un viraje a importantes programas y políticas de su antecesor, y sin embargo ha dejado intacta esa suspensión de privilegios para los cubanos.

Siendo así, desde el momento en que Donald Trump asumió su mandato, los cubanos que arriban a la frontera sur entre México y USA han tropezado con más obstáculos que de costumbre, sin hablar de la nueva disposición recientemente aprobada y que niega de facto el asilo a quienes habiendo pasado antes por un tercer país sin solicitar asilo.

Es cruel porque a pesar de llegar a este país y demostrarles de que vienes perseguido, de que tienes un miedo creíble positivo. Que después de todo, este proceso sea tirado por la borda”, dijo Rodríguez, quien habla por teléfono con su esposo todos los días.

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Recientemente el ministro de exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, dijo a The Associated Press (AP) que el incremento en las deportaciones es a causa de que la isla está cumpliendo puntualmente los acuerdos migratorios establecidos con Obama, pero lamentó que la administración de Donald Trump no esté cumpliendo con su parte.

“Es una lástima que se politice el vínculo humano entre las personas, las relaciones entre ambos pueblos y mucho más que se restrinja la libertad de viajar y el derecho de visitar a países vecinos a los ciudadanos estadounidenses hablando de libertad de moverse”, contestó Bruno Rodríguez a una de las preguntas.

El 30 de agosto pasado aterrizó en el aeropuerto José Martí de la capital cubana una aeronave fletada por el gobierno de Estados Unidos con 120 cubanos deportados, un mes más tarde lo hizo otro avión con 96 isleños.

Los expertos consideran que esas deportaciones podrían hacerse más recurrentes y periódicas, habida cuenta de que en estos momentos unos 4900 cubanos han recibido órdenes de deportación desde que entrara en vigor el nuevo acuerdo entre ambos gobiernos, y solo unos mil 300 han sido deportados hasta la fecha.