Un ciudadano cubano con una orden final de deportación desde 1995 fue detenido esta semana por agentes de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) mientras asistía a una cita rutinaria en la oficina del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS) en Kendall, al sur de Miami. 

El arresto se realizó tras una verificación de antecedentes que reveló el estatus migratorio pendiente del individuo.

La captura fue posible gracias a la coordinación entre USCIS e ICE, que actuaron tras confirmar que el solicitante, cuya identidad no fue revelada, tenía una orden final de remoción activa desde hace casi 30 años. El ciudadano cubano había acudido a la oficina con la intención de avanzar en su solicitud de residencia permanente.

“Estamos comprometidos con hacer de América un lugar seguro nuevamente”, afirmó USCIS en una publicación en redes sociales donde se dio a conocer el caso. La detención ocurre en un momento en que el gobierno federal incrementa los controles para identificar y deportar a personas con antecedentes migratorios irregulares o con órdenes de deportación no ejecutadas.

En las últimas semanas, varias redadas tienen lugar en distintas ciudades del país como parte de una estrategia de cumplimiento migratorio, enfocada en personas con antecedentes criminales o violaciones migratorias graves. Las autoridades defienden estas acciones como necesarias para salvaguardar la seguridad nacional y el cumplimiento del estado de derecho.

Sin embargo, grupos defensores de los derechos de los inmigrantes critican la falta de transparencia en estos operativos y alertan sobre las consecuencias en comunidades vulnerables. Según informes de organizaciones como el American Immigration Council, muchas personas con órdenes antiguas de deportación, como en este caso, han vivido en el país durante décadas, contribuyendo a la economía y formando sus familias en el país.