En el discurso de clausura del X Pleno del Comité Central del Partido Comunista, el presidente cubano Miguel Díaz-Canel afirmó que el pueblo cubano posee una preparación excepcional para enfrentar cualquier adversidad, gracias a lo que describió como un “entrenamiento” de más de seis décadas. 

Según el mandatario, los cubanos han desarrollado la capacidad de resistir creativamente los desafíos, una frase que, lejos de motivar, ha provocado reacciones negativas entre muchos cubanos.

“Este es un pueblo que ha vivido entrenado durante más de 60 años para enfrentar situaciones complejas”, expresó, sin mencionar que esas mismas situaciones han sido provocadas, sostenidas y agravadas por décadas de gestión ineficiente, centralización extrema y escasa rendición de cuentas.

Pero si de señalar culpables se trata, Díaz-Canel sí es claro: el único responsable de las penurias actuales es el gobierno de Estados Unidos, al que volvió a acusar —una vez más— de aplicar un bloqueo “criminal y genocida”. No hubo mención alguna a los errores internos, a la falta de reformas estructurales efectivas, ni a la emigración masiva de cubanos que, cansados del “entrenamiento”, simplemente han optado por abandonar la isla.

Toda creatividad tiene un límite

Incluso desde dentro del oficialismo comienzan a surgir voces que, con cautela, cuestionan el discurso repetitivo.

Esta misma semana, una periodista del periódico provincial Escambray —medio estatal— expresó en un comentario inusualmente honesto: “No es vida lo que llevamos desde hace un tiempo… toda creatividad tiene un límite”. La frase resonó entre muchos cubanos que, lejos de sentirse “entrenados”, se sienten agotados por una resistencia impuesta, sin horizonte claro y con discursos que solo reciclan consignas.

A pesar del llamado constante a la “resistencia creativa”, la creatividad nacional se ha centrado más en inventar formas de sobrevivir: desde cocinar carbón o leña, improvisar ventiladores o sustituir medicamentos con tratamientos caseros. Si eso es entrenamiento, pocos quieren seguir en el equipo.

Mientras tanto, los dirigentes insisten en un discurso alejado de la realidad y apelando a la moral heroica del pueblo.