La presa Cauto del Paso, principal embalse de la provincia de Granma y tercero de Cuba, ha comenzado una fase de estabilización y reparación luego de los históricos vertimientos provocados por el paso del huracán Melisa, que azotó el oriente cubano a inicios de noviembre.
Según reportó el Canal Cubano de Noticias, el caudal de vertimiento del embalse “ha sido reducido de manera controlada hasta niveles preventivos”, con el objetivo de aliviar la presión sobre la estructura y permitir la reparación de sus diez compuertas.
De acuerdo con el reporte de la televisora estatal, durante el evento meteorológico el embalse —con una capacidad de 330 millones de metros cúbicos— llegó a verter más de 1,160 millones de metros cúbicos de agua, es decir, 3.5 veces su capacidad total. Este fenómeno obligó a movilizaciones de emergencia y a la evacuación de cientos de familias en comunidades cercanas, especialmente en los municipios de Río Cauto y Jiguaní, donde las lluvias y el desbordamiento del río provocaron severas inundaciones.
Autoridades locales informaron que los trabajos en curso incluyen la reparación de estructuras metálicas, sustitución de piezas y mejoras en el aliviadero principal, lo que “garantizará una mayor confiabilidad del sistema”, según declaraciones recogidas por la fuente oficial.
La presa Cauto del Paso, inaugurada en 1992, constituye una infraestructura estratégica para la agricultura granmense, pues abastece de agua a miles de hectáreas de cultivos arroceros. No obstante, especialistas advierten que la sobreexplotación del embalse y la falta de mantenimiento en años recientes lo colocaron en una situación vulnerable ante fenómenos extremos como el huracán Melisa.
Si bien las autoridades afirman que la situación se encuentra “bajo control”, las comunidades afectadas aún tienen problemas de acceso, viviendas anegadas y enormes daños agrícolas.
