Este viernes muchas comunidades inmigrantes de Estados Unidos continuaron recibiendo malas noticias.

Varias personas que residían y trabajaban legalmente bajo el programa de Parole Humanitario fueron expulsadas de sus empleos, tras la repentina revocación de sus permisos de trabajo, según reportó Alexis Boentes para Telemundo 51. La medida, impulsada esta semana por la administración del presidente Donald Trump, genera incertidumbre, dolor y mucha frustración.

Miles de inmigrantes —principalmente cubanos, pero también haitianos, nicaragüenses y venezolanos— recibirán en los próximos días una notificación oficial del gobierno federal. El mensaje es claro: su estatus legal fue suspendido y deberán abandonar el país.

El programa, aprobado por el gobierno de Joe Biden en 2023, permitía el ingreso legal de personas bajo ciertos requisitos. Una vez dentro de Estados Unidos, podían vivir y trabajar temporalmente, mientras ajustaban su estatus legal, al cumplir un año y un día de presencia en el caso de los cubanos. Muchos lo veían como una esperanza, pero esa esperanza parece haberse desvanecido.

Cubanos sin esperanza tras notificación del parole humanitario

“Es muy doloroso haber entrado bajo una ley y que ahora nos nieguen los derechos que nos ofrecieron”, escribió D.V., una de las afectadas. “Nos quedamos sin trabajo, sin casa ni comida. Nos echan como si fuéramos criminales. Es inhumano”.

La decisión también ha sido duramente criticada por otros inmigrantes y defensores de derechos humanos. “No es justo. Muchos llevamos meses esperando una respuesta para poder ajustar nuestro estatus y todo fue frenado. Así es imposible vivir con tranquilidad”, compartió V.C.

Para otros, como Liliana L., se trata de una medida “dura e inhumana” que no toma en cuenta el impacto humano detrás de las decisiones políticas.

La administración Trump justifica la medida como parte de una nueva estrategia para frenar la inmigración irregular. Sin embargo, organizaciones civiles y abogados piden una respuesta más compasiva y ordenada.

Por ahora, la realidad de miles de familias es el temor a perderlo todo de un día para otro, a pesar de haber seguido las reglas.